16. Olive

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«Niall era mío y lo que es mío no me lo quita ni Dios»

—Señora, ¿podría especificarme como desea la habitación principal? —pide la diseñadora de interiores de casas.

—Me gustaría que mostrara tonalidades oscuras. A mi futuro marido le encantan. La cama debería ser amplia y con aros para colocar esposas —la mujer asiente y sonríe—. Quiero un sofá tántrico y un armario grande que permita guardar cantidades considerables de juguetes sexuales. No quiero una habitación común, quiero un refugio para el placer de mi pareja.

—¿Qué desea para el cuarto del bebé? —pregunta la diseñadora.

—A mi novio le gustaría que fuera varón, por lo tanto, decora en consecuencia. Juguetes como auto de policía y pistolas, que desde pequeño quiera seguir a su padre.

—Muy bien, les mantendremos informada de los procesos —expresa—. Gracias por el tiempo dedicado.

Asiento.

Acompaño a la diseñadora hasta la puerta y cuando esta se marcha cierro la puerta de golpe. Camino por toda la casa sonriendo de cómo está quedando. Pronto le mostraré la sorpresa. Mi fallecida madre lo decía «Si lo que quieres no va a ti, pues ve tú a él».

Llevo tiempo con Niall, cumpliendo sus deseos, viviendo para él. Le perdoné las aventuras que tuvo con otras mujeres porque sé que ellas se abrieron de piernas muy fáciles ante el encanto de él. Él es hombre y actuará siempre como tal cuando una mujer se le entregué fácil.

A quién tuve que enseñarle en qué sitio estaba fue a aquella mocosa. Jade. Se lo advertí más de una vez, Niall me pertenecía y con mis cosas nadie se divierte. No hizo caso, como caprichosa tal cual es y tuve que deshacerme de ella.

A mi hombre yo sé lo que le gusta. El sexo fuerte, las folladas en lugares que no puede, tener el dominio, que le hagan sexo oral como experta, que le obedezcan. Yo lo conozco, yo le doy todo lo que necesita.

Me fascina hasta su parte oscura. No puedo evitar mojarme cuando lo escucho, cuando me toca, cuando me mira. Su cuerpo transmite adrenalina, excitación que estoy dispuesta a gozar siempre.

Le envío una foto de mis tetas y adjunto la ubicación.

Mis tetas siempre lo han puesto. Por ello he decidido operarme, para agrandarlas mucho más. A él le gusta más volúmen.

Me deshago de la ropa esperando por su visita.

En este tiempo, en dónde nos consumimos en sudor y penetración no me he aburrido un solo minuto. Niall siempre me lleva al éxtasis, al placer extremo. Sabe lo que hace, dónde toca y como hablar. Su brusquedad, sus palabras frías, su poco romanticismo son factores también que avivan la lujuria.

Pasan los minutos, casi hora y Niall no viene, tampoco escribe.

Me visto nuevamente con mi ropa y decido ir a la comisaría. Eran pasadas las seis, el trabajo había terminado. Sin embargo, ese lugar ha sido testigo también de sus aventuras. Tengo que comprobar que no esté saboreando la línea de la traición.

En la comisaría había poca luz. Camino en silencio sintiendo una respiración pesada cada vez más cerca.

¡No! ¡Otra vez no!.

Mientras más me acerco más lo tengo claro. Los gemidos bajitos me aflojan las piernas.

¿Por qué recurre a otras cuando yo soy suficiente?

Una escena de película porno visualizo en cuanto cruzo el umbral. Niall embestía contra la mesa a una rubia. El pelo cubre la cara de la chica, pero espero que no sea la cría de los Élite J o terminará como la perra de su amiga.

Caer en su juego [Serie Juegos. Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora