«Regresenme a mi infancia, allí fui feliz»
De niña me encantaba ser princesa. Mis padres me daban todo cuánto quería. Tenía juguetes montones, millones de sueños. Pensaba en crecer y casarme con un apuesto príncipe. Soñaba con ser como mamá, una famosa y respetable mujer en la labor que realiza.
De grande todo cambió, no fue un príncipe fue una princesa. No quiero tener la presión que tienen los que viven en la fama. No tengo los mismos sueños o los mismos deseos.
Me sitúo en el set posando para los cientos de fotografías que me harán. Mi madre lanzará el próximo mes una nueva colección de ropa y pretende colocarme de modelo. Tantos entrenamientos que pasar antes de portar las verdaderas prendas.
Soy esa chica que nunca quiere decepcionar a nadie. Y está muy mal, lo sé, porque todos viven su propia vida y en el mismo sentido tengo que vivir la mía, pero algunos tenemos esa opción instalada de fabrica.Es por ello que pretendo cumplir con las restricciones de mi madre, que ya verán no son pocas. Es por eso también que me esfuerzo por darlo todo en las fotos.
Para otros soy una chica privilegiada. Tengo unos padres que lo darían todo por mí. Sin embargo, tengo presión, demasiada.
—Princes no estás concentrada —me dice mi madre vistiendo un ajustado vestido color crema, unos zapatos extraordinariamente altos y el teléfono tomado finamente por sus dedos. Mi madre tiene cuarenta años pero se conserva hasta lucir como de veinte.
—Si lo estoy mamá —contesto fingiendo una sonrisa.
—Hagasmo algo. Ve a casa y descansa. Recuerda, no dulces, no chocolate, no comida chatarra y no te descuides al sol. A las cinco tu entrenamiento de hora y media. Cuando te bañes hidrata tu cabello con el tratamiento que te dejé. Coloca tus pies en las botas rosas que te he comprado para hidratar tus pies con leche y miel.
Eso me lo repite todos los días. Imagina a tu madre declarando miles de restricciones cada día. ¿Cómo te sentirías tú?.—Está bien madre —expreso dándole un beso en la mejilla.
Al salir de la firma de mi madre siguen sonando en mí el eco de sus palabras. «No comida chatarra». Era lo que más mi mente ponía en repeat.
Fui obediente, muy obediente años atrás, hasta que conocí a mi mejor amiga. Ella hizo que pasara de todas las restricciones de mi madre.Sigo sin buscar decepcionarla, más, las cosas que hago las soluciono. «No comer comida chatarra». Sí lo hago, sin embargo, me apoyo en una solución.
El caso no es no hacerlo, el resolverlo.
Marco el número de Seth y espero que conteste al segundo timbre.—Hola reina. ¿Lista para un almuerzo de emperatriz? —inquiere dulcemente.
—Lista rey —contesto.
—Nos vemos en el lugar de siempre —comenta y cuelga.
Seth es mi amigo, amigo de verdad, no de esos que se follan. Amigo de risas, de conversaciones, de salidas, de almuerzo. Amigo leal, amigo presente, amigo que apoya en todas las locuras. La curita al corazón en mi vida después de perder a mi mejor amiga.
No sé que ustedes entenderían por almuerzo de emperatriz, pero seguro no lo mismo que yo.
Me coloco el gorro del abrigo antes de bajar del taxi. Si me captan en una foto entrando a este sitio mi madre infarta.
Ellen's Stardust Diner, mi lugar favorito en todo Nueva York. No por ser el mejor, no por ser el más caro, sino porque me encanta. Es esa sensación que sientes que adoras estar ahí, aunque haya mil sitios mejores.
Busco con la mirada la mesa de siempre y ubico a Seth esperándome con una sonrisa. El olor que emana este sitio me vuelve un poquito loca...para qué mentirles, loca completa.
ESTÁS LEYENDO
Caer en su juego [Serie Juegos. Libro I]
RomanceCaer en su Juego, es la primera parte de la Serie Juegos. Es necesario leer esta parte para proseguir a las demás, pues aquí saldrán los personajes que protagonizarán los posteriores libros. HISTORIA NO ROSITA Y ERÓTICA _____________________________...