13. Emmaline

49 6 1
                                    

Me sentía extraña. No entendía el motivo por el que acepté ver esa película con él, no entendía si quiera el hecho de sentir vergüenza mientras me daba curiosidad de saber si después de dos meses había cambiado mi estado. Cuando me senté sobre sus muslos el miedo me azotó, tenía pena tocarme cuando él lo pidió, sin embargo, no recordaba al maldito Jonas, mi mente solo se centraba en la película y en el sexo de Niall que se sentía cada vez más duro debajo de mí, y eso ya era ventaja.

La película me provocaba cosas, pero, fue el roce que tenía con el policía lo que avivó mi cuerpo. Desde que lo vi por primera vez me ha gustado lo que proyecta, ese dominio y seguridad. Me jode decirlo, pero ya no veo al policía como el maldito policía, lo veo diferente...

Y está terriblemente mal.

De camino al club de los chicos no conversamos. En reiteradas ocasiones lo observaba, pero él tenía su vista fija a la carretera.

Miro a su entrepierna, ya no se muestra la excitación que lo corrompía antes. No sé cómo podía controlarse, pero lo hizo, no me tocó.

—¿Qué papel cumple Olive exactamente? —pregunto, aunque a los instantes de hacer la pregunta me arrepiento.

—Policía —contesta sin mirarme.

—En tu vida, no en la sociedad —expreso.

—Entretenimiento —dice y esta vez si me observa.

—¿Es ella quién resuelve tus asuntos? —señalo con la cabeza su sexo.

—Hasta dónde quieres llegar lobita.

—No quiero...

—¿No quieres qué? —interroga posando nuevamente su mirada en mí.

—Qué te la folles —respondo. No entiendo por qué no puedo contener mis palabras.

—No funciona el control conmigo lobita —dice deteniendo el coche. Es entonces que ubico el club de los J.

—Pues debe funcionarle, profe. Tampoco me agrada que Olive esté alardeando propiedad —comento bajando del auto.

Camino hasta la entrada del club escuchando unos pasos pesados a mi espalda. Entro al recibidor que es el bar y ahí me encuentro a los chicos sentados en los sofás bebiendo vodka. Al verme se paran de inmediato.

—¿Estás bien nena? —pregunta Jacob.

—¿Te hizo algo? —inquiere Jasper fulminando a Niall con la mirada.

—Ya contarás de una puta vez que sucede contigo —declara Jordan.

Se nota a leguas que no han descansado mucho. Hoy incluso, veo en el rostro de Jasper más preocupación que furia y eso generalmente es contrario.

—Vamos arriba —les digo—. Todos —recalco mi palabra mirando a Niall.

—Espera ¿qué? —inquiere Jordan.

—Jordan hablamos el mismo idioma. No hay necesidad de repetirlo —expreso.

Camino hasta la escalera con la disposición de ir hacia la azotea. Escucho varios pasos a mi espalda indicándome que me siguen. Me sitúo frente a las butacas y cruzo mis manos esperando que ellos ocupen lugar en las butacas.

—Siéntense —pido—. ¡Todos!

Niall me observa serio, internamente debe reclamarse el hacer lo que diga una cría.

—Ayer volví a ver a Jonas —explico. Los J denotan molestia, furia y muchas cosas más—. Jonas fue mi novio cuando apenas tenía quince años. Una historia de amor que me robó mi virginidad sin mi consentimiento y deseo. Una relación que empezó bien pero continuó por obligación. Por la que lloré cada tarde, cada noche mientras me atragantaba en infelicidad. Un día se aburrió y se fue. No volví a verlo hasta ayer. Me dijo que había vuelto, que me había portado mal y venía a castigarme. Apareció en club.

Caer en su juego [Serie Juegos. Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora