19. Emmaline

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Todavía sentía la molestia de aquella noche. Mi comportamiento está mal y mi cerebro me advierte pero mi cuerpo hace caso omiso.

Jade sigue aquí, en mí y entre los cinco, no puedo negar lo que me sucede internamente pero tampoco el hecho que ella tenía antes todo lo que me están ofreciendo ahora.

Comprarme con ella nunca fue una posición mía, sin embargo al morir parecía que todos lo hacían. Me molestaba, me exasperaba y si tomo el mismo camino que ella daré oportunidad a que vuelvan a ese criterio.

Necesito al mejor matemático que exista para que resuelva el problema de mi vida. O tal vez lo que necesite sea un psicólogo.

¿Los criterios pesan más que lo enciende en mi interior?

Después de trabajar en el negocio de mis padres y de escuchar los comentarios de Thomás, el vecino promiscuo y habitual cliente me dirijo a Élite J.

Necesito hablar con los chicos. La tensión nos tiene irritados a todos.

No habría forma de explicar algo que ni yo misma entendiendo. No habría manera de cambiar la situación. Mantener una tregua, una especie de pacto entre todos sería beneficioso para nuestra convivencia.

Me doy una ducha antes de dirigirme a la cueva de los J. Me arreglo raramente gustosa. Nunca divagué desarreglada, sin embargo nunca puse tanto empeño en lucir perfecta. Hoy me está pasando. Me pasé largo período de tiempo delante del espejo antes de salir al club privado de los chicos.

Al entrar al local me asombra percibir tanta tranquilidad. Saludo al bartender carismática y él me entrega un vaso con vodka y zumo de naranja. Lo acepto agradeciéndole con una sonrisa, sin embargo recuerdo las palabras del maldito policía sobre beber solo cuando él estuviera. El hecho de que Jonas ande libre y siguiendo mis pasos me pone de los nervios.

—¿No han venido hoy los Élite J? —le pregunto antes de simular un sorbo a la bebida.

—Solo está Jasper en su habitación, los demás han salido —comenta el chico—. Pero está acompañado.

«Selena»

Es la que conjuga con habitación.
El bartender habla pero yo no lo escucho, simplemente dirijo mis pasos a la habitación de Jasper.

Emmaline, ¿qué venías a hacer?. No que estas escenas tendrían fin? —me grita mi subconsciente cansado de tratar con mi rollo interno.

No me inmuto en tocar la puerta. En los pocos segundos que me tomé para abrirla me arrepentí pues podría encontrarme una escena bastante pesada para mí.

—¿No te enseñaron a tocar? —pregunta Selena notablemente enojada.

«Me importa un pepino tu estado emocional querida»

—¿Quién me lo enseñarás? ¿Tú? —indago yo acercándome amenazante a ella.

—Selena nos vemos en la noche, pasaré por ti. Ya puedes marcharte —se posiciona Jasper entre las dos.

Mi cuerpo es el conducto de lava volcánica. He decidido algo y no estoy siendo consecuente. Debería ignorar el hecho que lo de ellos se consolide, pero no lo hago.

Selena se marcha. Tal vez ya ha obtenido lo que estuvo buscando, tal vez las palabras de Jasper fueron lo que deseaba escuchar.

—Podías haberte encontrado una escena bastante erótica. Te recomiendo tocar antes de entrar a mi habitación —me dice quitándose la camisa.

—¿Cómo le haces, eh? —le pregunto y sé que mis palabras no conducen a algo sano—. Para follártela a ella pensando en mí —se detiene en el sitio y se queda de espaldas a mí. Me voy acercando más y en un paso estoy en peligro de extinción—. No me has tocado, pero me has visto. ¿Qué se siente follar el mismo coño deseando probar otro? —noto su respiración pesada. Me doy cuenta que estoy jugando con puro fuego, pero a mi cuerpo ya no le importa quemarse—. ¿Qué se siente tener ese cuerpo tan curvilíneo y perfecto en tus manos sin embargo esperando por otro?.

Caer en su juego [Serie Juegos. Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora