27. Emmaline

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Segundo día en University Sunset. Qué me traería este nuevo día, ya lo veremos.

Camino hasta la entrada de la escuela y extraño cómo sucedió ayer, todos concentrados en sus joyas de marca o en las cogidas de las vacaciones. Hoy todos me observan. Ser el centro de atención es algo para lo que nunca he estado preparada.

Los imbéciles de ayer ya no comentan de las chicas, ahora me observan a mí.

—Hola Emmaline —saluda un chico del grupo de imbéciles a los que me refiero.

Su forma de expresarse y hasta de pararse me indica que es uno de estos tíos a los que no le rechazan, que se cree el ombligo del mundo. Pero, como yo no puedo juzgar a nadie, sin conocer, daré oportunidad a duda.

—Hola. ¿Eres? —pregunto deteniéndome a dos pasos de él.

—Dhayron Breaks —extiende su mano a modo de saludo—. ¿Tienes tiempo para un café en la tarde?.

—Dhayron no me suena que seas chico de cafés —me sincero.

—A mí tampoco —comenta y terminamos riendo—, pero, creí que tú sí.

—Entonces...pensabas sacrificarte por mí —expreso con una fingida sonrisa.

—Sí, lo haría —asegura.

—¿Por qué lo harías Dhayron Breaks? —indago.

Los chicos que estaban en su grupo lo miran esperando respuesta. La preocupación en sus caras indica que a su amigo nunca le han hecho tantas preguntas cuando invita a un café.

—Porque te vi y aseguré que eras una chica que valía la pena —responde. Se las inventa en cuestiones de segundo.

—¿Valgo la pena sin siquiera hablar conmigo? —inquiero.

—Instinto —responde.

—Nosotras las mujeres tenemos ese instinto, pero a ustedes Dhayron le desinstalaron esa opción en la fábrica. Funcionan por otro sitio, no por instinto —El chico se queda callado sin saber que responder—. No te preocupes, siempre habrá otra chica que acepte tu café.

Giro mis pies para seguir mi camino cuando me quedo cuerpo con cuerpo con los Élite J.

—Buenos días sus majestades J —comento con una sonrisa a mi tres chicos.

Jasper miraba al chico de mi espalda, con mucha seriedad. Después de unos segundos lleva su mirada hasta mí.

—Buenos días florecita —dice. Camina a mi sitio y deposita un beso en mi mejilla.

—Em conversemos ¿sí? —pide Jacob.

—Ok —contesto sin más.

—Adelántense. En segundos los alcanzo —informa Jasper.

Entramos a la escuela. Las chicas miraban en nuestra dirección. A algunas se les notaba el odio, algunas pasaban de mí y miraban embobadas a los chicos y otras simplemente saludaban. Me estaba incomodando la situación. Llegamos a una puerta con una placa que mostraba el nombre Élite J con letras doradas. Los chicos me permiten el paso y mis ojos se abren al compás del movimiento de mis pies al interior.

Era un salón, más pequeño que el mío, pero con todas las comodidades. Solo tenía tres mesas en el centro.

—¿No es muy aburrido? ¿Estar solo ustedes tres? —pregunto mientras ocupo asiento en la silla que acompaña la mesa de Jasper. Coloco mi mochila sobre la mesa.

—No, no lo es —comenta Jacob—. ¿No te gustaría tener tu propio salón?.

—Espera...¿qué?. Jacob ya bastante tengo con lidiar la mirada de los otros constantemente. No quiero más privilegios.

Caer en su juego [Serie Juegos. Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora