Intensity
Advertencia: En este capítulo se mencionan temas sencibles como los trastornos alimenticios.
Deva Selwyn
No quiero ir al salón de pociones y menos ver a Malfoy. Sé que es muy probable que me ponga roja solo con verlo por la maldita bola de cristal.
Golpeé la puerta del salón.
—Adelante, señorita Selwyn.
Lo primero que vi fue la cara de fastidio de Malfoy. Si, Malfoy, créeme, no eres el único que detesta estar aquí.
—Bien, ahora que llegó la señorita Selwyn, pueden empezar—El profesor Snape se puso de pie.
—Disculpe, profesor, pero ¿qué es lo que tengo que hacer?
—El señor Malfoy le puede explicar. Yo tengo un asunto personal que resolver.
Genial, ahora mi plan de evitarlo por todo el castigo estaba arruinado. Tengo que buscar la manera de no mirarlo a la cara.
El profesor salió del salón, dejándonos a solas en un maldito ambiente incómodo, para mi mala suerte.
—Bueno, tenemos que dividir estos exámenes. Si no me equivoco, son de los de segundo año. Tienen que estar divididos por casa y apellidos en orden alfabético.
Increíblemente, se me ocurrió una idea para no tener que hablar con él. Agarré la pila de hojas de exámenes y la dividí en dos. Sabía que eso haría que nos tomara más tiempo. Realmente prefiero hacer eso para no tener que interactuar con él.
—¿Sabes que sería más rápido si lo hacemos juntos?
Lo ignoré. Ni siquiera me he atrevido a verlo a la cara desde que llegué. Estaba alucinando si creía que sería capaz de hacerlo juntos. Para terminar de sacarme de mis cinco sentidos, el hecho de sentir el aroma de su perfume me recuerda todo lo que vi en aquella bola de cristal.
Tengo fe en que el futuro que veo en aquella predicción no es fijo y puede llegar a cambiar. O al menos creo. La verdad no tengo ni idea; me quedé dormida en esa clase y le copié los apuntes a Zabini, pero al final de cuentas, Zabini es Zabini, o sea, que entiende lo que le conviene.
Estaba muy, pero muy nerviosa gracias a la pesada mirada de Malfoy sobre mí. Quizás un golpe en medio de su lindo rostro no le vendría mal.
—Selwyn, ¿entiendes esta letra?—Extendió una hoja de examen de algún estudiante que parecía no saber escribir.
Intenté ignorarlo de nuevo, pero literalmente me restregó la hoja en la cara cuando se dio cuenta de que no pensaba ayudarle.
—Selwyn, te estoy hablando—Le quité la hoja y la coloqué en la pila de hojas que yo tenía que organizar.
[...]
Habían pasado aproximadamente 30 minutos. El ambiente era demasiado incómodo. Lo único que se escuchaba era el sonido de cómo Malfoy movía las hojas.
—¿Por qué tiraste la bola de cristal en clase de adivinación?
Mierda. Ni en broma le diría lo que vi en aquella predicción. Simplemente decidí ignorarlo.
—Te estoy hablando—Me arrebató el examen que tenía en manos—¿Sigues molesta por lo que dije?
No le presté atención a lo que sea que dijo después. Estaba mirando su rostro mientras me sonrojaba. ¿Sentí mariposas?
—Estás roja—Se estaba burlando.
Gracias a su comentario imbécil, recordé que este idiota no es el chico de mis sueños, sino el chico estúpido y arrogante con el que toda la escuela pensaba que me acosté.
—Estás loco—Bien, acabo de dirigirle la palabra. Felicidades, Deva, no pudiste con la tentación.
—No, veo claramente cómo estás súper roja. Además, noté cómo me mirabas—Aquel tono de burla seguía.
—Mátate—Ya no tenía cómo defenderme, y fue lo único que se me ocurrió.
—Estás enamorada de mí.
—No, ¡Qué asco! - ¿Mentí?
—Sí, claro. Igual, no te ilusiones, nunca estaría con alguien como tú.
—¿Cómo yo?
—Ya sabes, fea, infantil, ridícula, tu físico es horrible, tus senos son pequeños, tu trasero no es bonito, además de tus ridículas pecas, no me gustan tus ojos, tus piernas, no eres mi tipo y muchas cosas más. En sí, tú y tu físico son horribles—Si bien lo decía riendo, pero dolió.
Casi todo lo que mencionó me dio igual, excepto cuando mencionó mi cuerpo. He tenido problemas con mi físico desde que entré a la adolescencia. Habían meses en los que no comía y otros en los que ahogaba todo lo que sentía comiendo.
¿Acaso he subido de peso? Por fin he estado sanando mentalmente, pero mi físico está regresando a ser una mierda. ¿Por qué no puedo tener un equilibrio?
No quería demostrarle que sus palabras dañaron mi autoestima. Aunque por algo dicen que los ojos son las ventanas del alma. Mis ojos se nublaron, y algunas lágrimas se deslizaban por mi mejilla no porque demostró ser un idiota, sino porque revivió la peor etapa de mi vida.
Él seguía riendo hasta que su vista llegó a mi rostro, al ver mis lágrimas entró en pánico.
—Disculpa no fue mi intención.
—¡Eres un imbecil!—Le grite mientras limpiaba mis lagrimas.
—No me grites—Literalmente me dijo que mi cuerpo era horrible y el se molesto porque le grite.
No aguanté más y me dejé llevar por el impulso. Terminé abofeteándolo fuertemente en la mejilla. Era un gran idiota. Luego de eso, me puse de pie, dejándolo solo con los exámenes. Él se las podría arreglar solo juntando ambas pilas. Tomé mi varita y me largué de ese lugar.
Mientras me dirigía a mi habitación, algunas lágrimas se asomaban. Lo primero que hice al llegar fue desnudarme y mirar mi cuerpo en el espejo. Mi boca comenzó a recordar cosas hirientes. Odiaba mis muslos, mis caderas, mi cintura, mis senos, mis glúteos. Solía odiar cada parte de mi estúpido cuerpo. ¿Cómo no me di cuenta de que estaba subiendo de peso?
Limpié mis lágrimas y tomé mi ropa para volver a vestirme. Gracias, Malfoy, por recordarme lo horrible que soy. Me senté en el piso mientras pensaba: ¿Él era un imbécil? En definitiva, sí. ¿Fue cierto lo que mencionó sobre mí? Quizás, o tal vez soy una persona muy delicada y llorona. Sé que esto es un bajón y no voy a recaer. He intentado superar esto en terapia y sabía que podía tener bajones así, que mañana voy a estar bien. Yo puedo con esto.
———
★★★
Hello Lindas.
Cómo que el capitulo se volvió algo personal JAJAJAJ. Pido perdón si llegue a incomodar alguien.
No se olviden de votar y dejar sus opiniones.
-T.
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Intensity | Draco M.✔️
Fanfiction«Cada que la veo, no puedo evitar pensar en que la estoy traicionando, sin poderme controlar. Cada vez que nuestras miradas se cruzan, sin demora, mi cuerpo se llena de deseo, y el pecado valora » Nadie sospechaba que lo que nuestra reputación arrui...