«Cada que la veo, no puedo evitar pensar
en que la estoy traicionando, sin poderme controlar. Cada vez que nuestras miradas se cruzan, sin demora, mi cuerpo se llena de deseo, y el pecado valora »
Nadie sospechaba que lo que nuestra reputación arrui...
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Deva Selwyn
Desde que Draco se fue he estado algo sola, nunca tome en cuenta la cantidad de tiempo que pasaba con y también sentí la desilusión cuando Draco tuvo que irse antes de Navidad, tenía fe en que quizás podríamos ir a comprarnos regalos, abrirlos a las doce de la noche o simplemente estar juntos.
Ni siquiera me ha enviado una carta, he esperado todo este tiempo a que me llegue una mísera carta aunque sea de diez palabras o menos quizás, pero nada al parecer se olvidó completamente de mi.
Mis horarios están completamente desordenados, así que hoy me levante a las dos de la tarde ya no tenía al hermoso de mi novio para que me despertara y no abusara del sueño, estaba en pijamas, mis padres no estaban en casa en realidad casi nunca lo estaban, si los notaron presentes estos días fue porque estaba Draco y tenían que proteger apariencias.
Le di una mordida a una tostada para luego encontrarme con una nota que habían dejado mis padres donde me exigían de forma no muy amable que regara las plantas del jardín.
Con mi tostada en la boca salí al jardín de adelante de mi casa y de muy mala gana comencé a estirar la manguera, cuando abrí la llave del agua termine con mis pantalones de pijama mojando.
- ¡Mierda! - Maldije en voz alta.
- ¿Todo bien? - Dijo una voz a mi espalda mientras reía sacando un enorme susto de lo profundo de mi alma.
Di un pequeño salto del susto y volteé, se trataba de Sarah estaba riendo, aunque por sus ojos hinchados y su nariz colorada no te que había estado llorando, en el fondo sabía porque y si me sentía en parte responsable.
- Creo que yo debería hacer esa pregunta, Sarah.
- ¿Podemos hablar adentro? Es que no quiero que él nos escuche hablar - Movió su cabeza indicando hacia una dirección.
Dirigí mi mirada hacia donde Sarah me indicó, era la casa de Thomas y en el marco de la puerta de la casa estaba él apoyado en un pilar mirándonos, cuando mi mirada se choco con la suya rápidamente se paro recto y eso me basto para entenderlo era un idiota que había hecho sentir mal a Sarah.
- Si está bien, vamos - La tome de la mano y entramos a mi casa.
- ¿Puedo sentarme? - pregunto mirando hacia el sofá de mi sala de estar.
Eso me sorprendió, porque el año pasado ella entraba a mi casa como si fuera su casa y ahora todo había cambiado por un chico, pero yo no quería perder una amistad por un chico si tengo algo en claro es que nunca me rebajaría a pelear por alguien de la especie masculina.
- Hazlo - Dije mientras nos sentábamos juntas en el sofá.
Soltó un suspiro y se estaba preparando para soltar toda esa historia.
