Cap3-VAINILLA.

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Su olor me llegaba con intensidad, no sabia exactamente a que olía, pero parecía vainilla. Algo interesante, ya que muy pocos hombres, por no decir ninguno, olía a vainilla.

Me había preguntado algunas cosas, a las cuales yo había respondido con naturalidad y sin pensarlo dos veces: vivo solo?,a lo que respondí con: Vivo con una perrita en celo y una clase de gorila hormonado. No dije eso, solo lo pensé. Que he estudiado?, ¿en que universidad estoy?, Cuantos años tengo y cosas así...
No me detuve a pensar en el tiempo que llevaba ya en aquel despacho. La verdad es que, parecía mucho, ya que había perdido la vergüenza y el miedo hacia Daniel Dilaurenttis.
-tiene alguna pregunta que hacerme?- me pregunta, le miro a los ojos y trago saliva.
Quiero preguntarle muchas cosas, casi las misma que el me ha preguntado, solo que añadiendo mi pregunta maestra: Eres gay Daniel Dilaurenttis?. Pero me quede en silencio, algo que vi mejor, negué con la cabeza.
-señor Montgomery a perdido todo el encanto, pensé que usted era algo mas curioso.- le miro y el me mira, no sonrie, lo dice con seriedad e intimidación.
-Pues ha pensado usted mal.-respondo, sonrió un poco.
-Creo que es todo por hoy.- dice levantose de la silla, hago lo mismo un segundo después.
Es mas alto que yo, mucho mas, tiene la espalda muy ancha y el traje le encaja muy bien, parece ser un deportista nato.
-acompáñeme por aquí.-me dice con tranquilidad y señalando la puerta. No digo nada, la verdad es que no tenia mucho que decir, miro mi alrededor y el abre la puerta. Salgo primero y el sigue mis pasos.
La mujer de cabellos castaños, la cual tenia como nombre Vanesa, corre en nuestra dirección.
-Han terminado?- Daniel asiente- Permita me acompañarle a la salida.- me dice mirándome con una gran sonrisa.
Daniel pone su mano en el aire y luego la pone en el hombro de la mujer, sonrie con suavidad y añade con la voz hecha casi un hilo:
-Le acompañare yo, no te preocupes Vanesa.
La chica levanta las cejas, parece sorprendida. Parece que Daniel no suele hacer aquello con nadie, entonces... ¿porque lo ha hecho conmigo?. Me sonrojo o eso es lo que siento en mis mejillas. Bajo la cabeza cuando vanesa me clava los ojos y da media vuelta, se marcha a su posición y Daniel me da un toque en la espalda.
-Tu primero.
No digo nada, sigo caminando con el pequeño bolso de piel marrón a un costado. Me tiemblan las piernas y no se porque. Se abren las puertas de cristal y llegamos a la puerta del ascensor.
-Tarda un poco en subir.-dice con tranquilidad.-aunque yo suelo bajar por las escaleras.
-No me lo creo.-le digo con voz baja, casi que ni yo puedo escucharme.
-Señor Montgomery, parece que usted es el indicado para este puesto de trabajo.-al decir aquello, abro los ojos como platos, le miro de golpe y el sonríe un poco, aunque casi no se nota su sonrisa.
-No creo que...
-No diga nada, solo marchase a casa y piénselo.
No me deja decir nada mas. Miro el numero luminoso del elevador,! Ven rápido¡ quiero gritar, pero no lo hago.
¿porque soy el indicado?, que le ha hecho pensar aquello. Soy artista y escritor, no alguien interesado en un puesto en un hotel de cinco estrellas. Me muerdo el interior del labio inferior,cuando el ascensor llega al lugar, abre las puertas de golpe y deja salir la luz blanca de su interior.
-Nos veremos muy pronto señor Montgomery. -dice con las manos metidas en sus bolsillos, la mirada clavada en mi y sus cabellos, peinados hacia un lado, brillando con la intensidad de la luz blanca cegadora.
Me quedo en el interior del ascensor, introduzco la tarjeta que me dio la mujer de la planta principal. Las puertas se van cerrando y el añade por ultima vez:
-Que tenga un buen viaje.
Salgo corriendo de aquel hotel gigantesco. Me subo al coche, dejo caer mi frente sobre el volante y dejo salir todo el aire que tenia dentro. Siento ganas de gritar y llorar. Algo estúpido por mi parte.
Miles de cosas pasan por mi cabeza, sonrió y enciendo el coche, comienzo a conducir hasta mi maravilloso piso en el oeste del país.
No entiendo porque Daniel Dilaurenttis, me acompañó hasta el ascensor, ni comprendo porque cree que soy el indicado para aquel puesto. Un puesto que no tengo ni la menor idea de cual es. Incluso puede estar ofreciéndome un trabajo de limpiador de habitaciones y yo no me estoy enterando, o tal vez si tengo suerte, me ofrezca el puesto de ayudante personal.¡no lo se!.
Los nervios me juegan una mala pasada. Ahora tengo que elegir: trabajar con el o seguir formándome como escritor de libros para adolescentes o artista barato. Si! hace unos dos años publicaron dos libros mios, básicamente para adolescentes hormonados: Dioses y monstruos.
Algo extraño, como que ángeles tenían relaciones con demonios y asi fue que nacieron los humanos y alguna especie de humanoides superiores.
Tuvo éxito durante un año y luego no, algo que me alegro, ya que no estoy hecho para la fama o el conocimiento mundial.
Llego a mi casa, bajo del coche y entro con rapidez, cuando dejo las llaves, mi compañera de piso comienza a bombardear con preguntas.
-Te han cogido?, Como es el?, Porque has tardado tanto?
Esta sentada en el sofá de color blanco que hay en el salón, sacando cucharadas de helado de vainilla, de un gran bote. ¿Vainilla!, me hace recordar a Daniel. A su lado esta Damian, mi otro compañero de piso. Un chico de piel morena, ojos verdes, cabellos casi al cero y muy musculoso, o como yo le llamo: Gorila hormonado.
-eh! Calma.-le digo levantando los brazos.-primera pregunta.
-Como es?
- como es el que?
-El, Daniel Dilaurenttis, el magnate de los hoteles de este país.
Me siento en sofá, Damian me da una palmada en la espalda en forma de saludo y ella, se acerca aun mas hacia mi. -Es...,Es como todos los seres del planeta.-Respondo, aunque eso no era lo que mis cuerdas vocales querían decir.-Habla muy bien, tiene bonitos ojos y mucho dinero. -¿Es guapo?-pregunta metiendose una cucharada de helado. Trago saliva con fuerza, no se que responder ante esta pregunta. Me muerdo el labio inferior y comienzo a pensar en esa pregunta. Tan ridícula y sencilla, pero que me hace matarme por dentro y fuera,

-! Te gusta¡, Eden Montgomery Rynols, ¿como es posible que te guste tu futuro jefe?.
Abro los ojos con fuerza y me sale una sonrisa estúpida. En realidad me gusta, no me había dado cuenta hasta que lo había escuchado de otra persona.
Pero no puedo hacerlo, no puedo dejar que me guste el, porque seria un error por mi parte. Ademas no es gay, no le gustan los hombre, tiene pareja o eso dicen los periódicos y las revistas del corazón.
-Aun no es mi jefe...-le digo.
-Te han cogido.- dice con mucha alegría.- mientras venias hacia aquí, ha llamado a casa, !Su voz es tan sexy¡-se muerde el labio y me rió.
-llamo a casa?-pregunto sorprendido y con un toque de ilusión.
-Si, pregunto por ti y luego dijo con esa voz que pondría cachondo a cualquiera: Puede informarle a el señor Montgomery, que ha sido admitido a mi empresa y que espero su respuesta para el lunes a las ocho.
No se que decir. Tiene el numero de mi casa, sabe mi nombre y me ha cogido para trabajar en su empresa. No se como tomármelo, sonreír, gritar o sentirme afortunado. No había podido evitar esperar una hora?, hace solo cuarenta minutos que deje su despacho.
-creo que no aceptare.- le digo a mi compañera.
- estas loco?!
-No creo que...
-Tienes hasta el lunes..- me dice ella tomándome la cara entre las manos.- pero como no aceptes, te juro por mi abuela, que yo misma te arrastro hasta ese hotel.

Me da un beso en la frente y me quedo sentado, pensando en mi confuso futuro.

El deseo de Daniel  (gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora