8.- ¿A qué estás jugando, Chase?

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-¿Dónde los viste por última vez? -me acerqué al oído de Chase para que pudiera escucharme sin necesidad de ponerme a gritar y que se enterasen todos a mi alrededor.

Giró su cuello hacia mi cara y me alejé unos centímetros. No quería tanta cercanía con él, y no lo entendía, no me incomodaban los chicos.

-¿A quién?

-A Spencer y Miles.

-Saliendo por la puerta trasera.

Me puse en jarras con mi mejor pose de indignada. Solo me faltó abrir la boca.

-¿Y no se te ocurrió, no sé, comentármelo?

Se encogió de hombros con una media sonrisa que hizo que se le marcara un pequeño hoyuelo en la mejilla que estaba a mi vista.

Me quedé mirándole demasiado tiempo entendiendo como aquel chico había conseguido conquistar a una gran cantidad de población femenina adolescente.

-Quería pasar tiempo contigo. Conocer a la oh, gran famosa Aeryn Strike un poco más a fondo -sacudió su bebida antes de darle un trago.

-¿Conocerme? ¿A qué estás jugando, Chase?

Me guiñó un ojo.

-Creo que ya lo sabes.

Apreté los labios y la mandíbula cabreada haciéndome daño en los dientes. ¿Quién se creía? ¿Conocerme más a fondo? JÁ. Me habría reído en su cara si no fuera por su enervante pose de engreído.

En mi campo de batalla, era yo quien decidía como se debían jugar las partidas.

Obligué a mis pies a moverse y me dirigí a la puerta. Había estado una hora, una hora entera con el imbécil 'esperando' a que Miles y Spencer hicieran su aparición sin saber que ellos ya se habían ido.

Una hora que no volveré a recuperar en la vida.

Ya les pediría explicaciones mañana. Claro que lo haría.

Eran las dos de la mañana, el grupo de borrachos ya se había dispersado excepto por un par que se hallaban en el suelo seguramente inconscientes debido al alto nivel de alcohol en su organismo.

Qué triste.

Me adentré en la oscura calle que me llevaba de camino a mi casa en un paso rápido, por frío y porque con las prisas de Miles había olvidado echarme algo contra violadores o atracadores.

Escuché pasos detrás mío seguido de una sarta de maldiciones. Me volví a tiempo de ver a Chase poniendo los brazos en cruz tratando de estabilizarse. No me hubiera importado que se hubiera roto un par de dientes, un desperfecto no le hacía daño a nadie.

-Creo que he bebido demasiado. -seguidamente de inclinó sobre su cintura y un liquido asquerosamente asqueroso (sí, no había otra manera de describirlo) salpicó en suelo bajo sus pies. Tosió y otra ráfaga de alcohol y otras sustancias que hubiera ingerido salieron disparadas hacia fuera.

Aparté la mirada nada más había empezado a vomitar arrugando la nariz. Tenía un serio problema con los vómitos, como viese u oliese uno por mucho tiempo, yo misma me ponía a echarlo todo por la boca.

-¡Por Dios, Chase! ¿Cuánto has bebido? -solté asqueada sin poder evitarlo.

-¿Por qué tengo cuatro dedos solo? ¡¡Socorro!!

Rodé los ojos, ahora encima a encargarme de un borracho vomitivo.

-¿Puedes caminar hacia mi con cuidado de no pisar tus jugos gástricos? -le pregunté mirando a la farola encima mío.

-No lo sé.

-Inténtalo.

-Me voy a caer.

-¡Chase! Si voy allí a ayudarte, ninguno de los dos podrá salir de esta calle sin ser un maldito grifo humano.

A malas penas oí como sus pies se arrastraban por el asfalto, no me giré hasta que me aseguré de que me tapaba la vista de aquel desastre.

Sus ojos se habían puesto acuosos y estaba algo pálido.

-Qué rápido pasas de estar presentable a dar pena, chico -bromeé. Rodeé su muñeca para tirar de él y que avanzara. Arriesgaba mi mano a que no era ni de lejos su primera borrachera de nivel.

Tropezó con su propio pie y acabó como un peso muerto sobre mis hombros. Gruñí ante el aumento de peso porque casi hacía que me partiera un tobillo con los tacones.

-Chase, te juro que como estés fingiendo puedes ir preparando tu propia tumba.

-Flkjdsf.

Ya...

Lo arrastré a malas penas hasta el final de la avenida que por suerte o por desgracia estaba completamente vacía hasta que llegué a mi callejón.

Miré a la ventana de mi habitación.

Miré a Chase.

Ventana.

Chase.

Ventana.

Chase.

Me cago en todo lo cagable.

-Chase... -le llamé. Levantó la cabeza como un resorte aunque tenía los ojos medio pegados. Aproveché para cambiar el peso de un pie al otro y auparlo más arriba.- ¿Tú casa está muy lejos?

Murmuró algo que no entendí.

-¿Qué?

-En Qusker Avnier.

-¿Eh?

-Em Quseler Avniuwr.

-Me rindo.

-¡En Quarter Avenue! -exclamó espabilándose y aumentando mis ganas de que le metiera un tortazo.

Joder, si me hablaba en cavernícola como que no le iba a entender.

Un momento, Quarter Avenue...

¡¡Estaba en la otra puta punta del barrio!!





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