Tras una noche (o mañana) sin pegar ojo, recorriendo la cama de lado a lado, decidí pasarme por casa de Chase más cerca de la comida que del desayuno, para ver cómo estaban las cosas.
El enmarañado pelo de Spence me dio los buenos días.
—¿Cómo está? —pregunté pasando por su lado.
—Respirando y consciente —dijo con un tono de fingido aburrimiento—. Por desgracia.
—Un placer saber que soy así de querido por este pueblo. —Miles hizo aparición en el salón, llevando una espesa venda amarillenta alrededor de la cabeza. Los moretones tenían un aspecto mucho peor a la luz del día, aunque la buena noticia era que algunos cortes ya estaban haciendo algo de costra.
—Te abrazaría —comenté sentándome en la isla de la cocina—, pero tienes pinta de apestar a mierda.
Miles rodó los ojos, seguramente preguntándose qué había hecho para merecernos. Se acercó a donde yo estaba para atraerme hacia su costado.
—Muy en el fondo, en esa alma negra tuya, sé que hay algo de amor para mí.
—Sospechas confirmadas —arrugué la nariz. Cada poro de su cuerpo olía a cerveza, desinfectante, porquería y sudor.
Sin embargo, no le aparté. Sí que me había dado un susto de muerte el muy hijo de perra. Me alegraba de que estuviera bien, más de lo que mostraba mi expresión.
—¿Me vas a contar qué pasó? —alcé la vista observando su cara en un ángulo que deformaba su expresión.
No pasó inadvertida la mirada cómplice que compartió con Spencer antes de contestar.
—La versión rápida era que tropecé con un idiota borracho. Me insultó, no estaba de humor, nos peleamos, y antes de que Fred me sacara de allí, me rompió un botellín de cerveza en la cabeza —alzó los hombros para después revolverme el cabello—. Te debo una por no llamar a la ambulancia. Las cosas no están demasiado bien en casa, y menos ahora que Aaron ha vuelto. Papá está todo un sermoneador últimamente.
Otra vez aquella mirada con la rubia. Esta se hallaba mordiéndose el labio, intentando apartar la vista de la intensa mirada de Miles, fracasando estrepitosamente.
—¿Aaron? ¿Como, Aaron tu perfecto hermano mayor? —Hice sonar "perfecto" con amargura.
La historia de Miles con su familia era tan complicada como vulgar; estancado en un entorno donde su padre lo presionaba por todo, por ser más como su hermano y menos como el rebelde chico que contestaba a los adultos, decía groserías y apestaba en las notas del colegio.
—El mismo.
En aquel momento, Chase bajaba las escaleras en los mismos pantalones de anoche, con el pelo mojado por la ducha.
—No esperaba encontrar a tanta gente —soltó burlón cuando llegó abajo. Su mirada se encontró con la mía, pero por primera vez en semanas, la apartó—. Buenos días. ¿Qué tal tu cabeza?
El susodicho se llevó una mano a la frente.
—Duele como el infierno. Pero al menos no moriré desangrado. O peor, por una extensa infección —palmeó la espalda de Chase cuando este se encaminó hasta el friforífico—. Muchas gracias por ayudarme, tío.
—Para eso están los amigos —metió la cabeza en el aparato congelado—. Para eso y para decirte que como me vuelvas a despertar a las cuatro de la mañana porque te han pegado una paliza, llamaré yo mismo a tu padre y le informaré.
—Suficientemente justo.
—¿Tienes algo de comida? —pregunté a Chase—. Me muero de hambre.
—No sabía que ahora mi casa era un hotel con bufet libre.
O eran imaginaciones mías, o estaba molesto.
—Anoche estabas muy dispuesto a prepararme una habitación.
Tensó los hombros, dispuesto a contestar.
No lo hizo. En su lugar, me pasó un recipiente de plástico con sobras de macarrones con tomate y un tenedor.
Devoré el contenido en menos de diez minutos. Mi estómago seguía rugiendo con ferocidad una vez acabé con todo.
—¿Tienes pensado salir esta noche?
Titubeé en si decirle mis planes a Spencer o no. Definitivamente no lo aprobarían pero, ¿acaso podía retenerme de hacer lo que quisiera?
—Me había planteado ir a Sleepwalker esta noche, hacerle una pequeña visita a Bobby.
Como había previsto, Spencer se irguió, alerta.
—¿Por qué?
—Hace tiempo que no le veo.
—No me extraña —exclamó Miles.
Bo era una especie de primo, adoptado por la familia Strike cuando él tan solo tenía cuatro años. No compartíamos nada de sangre, pero la hermana de mi padre nos juntaba para jugar mucho cuando éramos pequeños.
No se había ganado una buena reputación conforme se hacía mayor, y las cosas empeoraron cuando reunió el dinero suficiente para abrir su propia discoteca: Sleepwalker.
Todos en el pueblo sabían del negocio de drogas que se movía por ahí dentro los fines de semana. Hasta Spence y Miles rehusaban de ir allí.
—¿Piensas ir sola?
—Obviamente no voy a dejar que Miles venga —le señalé de arriba abajo—. Y tú deberías quedarte con él.
—No te voy a dejar que vayas sola —repitió la chica.
—Yo tampoco. No me importa meterme en otra pelea si se trata del Sleepwalker.
—Ya he estado otras veces. Bo no va a dejar que me pase nada.
Chase miraba de un lado a otro mientras sorbía unos espaguetis tiesos.
—Si vas, le voy a decir a Fred que te acompañe —amenazó Miles, sabiendo que había dado en un punto fuerte.
Mis ojos eran dos rendijas fulminando y reduciendo a cenizas todo el cuerpo de Miles.
—No te atreverás.
—¿Hola? —Chase agitó una palma en el aire—. Yo sigo aquí. Puedo ir con Aeryn.
—Va a ser que no —reí amargamente.
—Muñeca, frecuento el Sleepwalker más de lo que imaginas —dijo en modo santurrón.
—No sabía que te iban las metanfetaminas. Ahora todo tiene sentido.
—No voy por esa clase de droga —dejó el envase vació encima de la barra.
—Sátiro.
Gruñó unos cuantos improperios inaudibles.
—¿Aceptas o Miles debería ir llamando a Fred?
Me tapé la cara con las manos y solté un gemido lastimero.
—¿Realmente tengo opción?
—No exactamente —intervino Miles.
Asentí con la cabeza un par de veces, sintiendo como un presentimiento comenzaba a crecer en mi pecho con cada sacudida.
Algo me decía que no iba a ser una buena idea.
Miles en multimedia <3
feliz navidad bbys; espero que todxs tengáis un tiempo entrañable con familia y/o amigxs ❤
muchos besos, xdubblex
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PHILOPHOBIA
General FictionLos polos opuestos se atraen pero, ¿y si ahora también lo hiciesen los iguales?