XX. Paralelos.

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Las cosas fueron un poco diferentes en los días siguientes. Nada lo suficientemente llamativo para que alguien en el palacio se diera cuenta, pero lo necesario para que la paz de Yoongi se viera constantemente interrumpida.

De repente Seokjin parecía no darse cuenta de lo cerca de él que se paraba. O cómo sus rodillas se tocaban cuando estaban sentados uno al lado del otro. A veces posaba el mentón sobre su hombro cuando nadie miraba. Y todo eso era lo más mínimo, pues alguien como el rey no podía existir sin cometer una que otra travesura.

En ocasiones rodeaba su cintura con un brazo o le pinchaba un costado. Otras besaba la mejilla de Yoongi para luego salir huyendo antes de que pudiera regañarlo por el atrevimiento. Era embarazoso, por decir menos. Pero negar que a veces le sacaba una que otra sonrisa sería ser un necio.

Pero fuera del cambio en su relación con el rey de Gyeoul, también había empezado a entrenar con el arco y flecha junto a Jungkook, además de seguir con sus ejercicios de siempre. El esfuerzo se le notaba no solo en su aguante, sino en sus músculos que iban creciendo lentamente, pero a buen ritmo. Ya no era el delgaducho muchacho que había estado en un calabozo por seis años y por fin comenzaba a sentirse más seguro de sí mismo.

Estaba sentado en el alféizar de su ventana pensando en todo eso cuando alguien golpeó a su puerta. Apartó la vista del cielo gris que amenazaba con una lluvia.

—¿Sí?

Jungkook asomó la cabeza.

—El rey me ha pedido que te diga que te espera en su estudio.

—¿Y qué quiere ahora? —cuestionó Yoongi, aunque era perfectamente consciente de lo que Su Majestad podría querer de él.

—Mi trabajo no consiste en hacer ese tipo de preguntas, Yoongi.

Echó un suspiro.

—Pues dile que iré en un momento. Tengo que ir a devolverle un libro a Hoseok.

Más para tener algo que hacer que otra cosa, Yoongi había empezado a prestar libros de la biblioteca del castillo, casi todos ellos sobre temas que le interesaban al momento. Libros sobre arquería. Sobre combate. Estrategia. En una ocasión se había atrevido a leer unos documentos que relataban lo ocurrido seis años atrás, pero no había podido terminarlos. Le enfermaba el solo imaginarse todo. Extrañamente lo que menos le afectaba era lo que decían de él.

Caminó junto a Jungkook hasta el final de las escaleras y luego se separaron. El caballero se marchó hacia el patio, mientras que él avanzó por el pasillo hasta llegar a la biblioteca. Estuvo a punto de llamar al bibliotecario, pero rápidamente notó que no era Hoseok quien ocupaba la estancia.

—... y me ofende, por si no lo sabías, que sigas ignorando el asunto —dijo una voz, tan suave que le costó reconocerla.

—Su Alteza, le aseguro que no ignoro nada. Solo soy consciente de lo inapropiado que es lo que quiere de mí.

Jimin y Namjoon. Considerando la hora que era, tenía sentido que estuvieran allí. Normalmente el príncipe estudiaba junto al consejero real durante las tardes, momentos en los que ni siquiera Hoseok solía merodear entre los libreros.

Lo más sensato hubiera sido retroceder y volver más tarde, pero Yoongi no se movió, permaneciendo junto a la puerta donde ninguno de los dos podría verlo. Quizás era el miedo de que al moverse hiciera un ruido que llamara la atención en su dirección o un simple fallo humano como la curiosidad morbosa, pero no fue capaz de no parar la oreja.

—¿Inapropiado? —Jimin sonaba ofendido, pero aún más, herido—. Te quiero, Namjoon. ¿Cómo puede algo tan puro como mi afecto parecerte inapropiado?

The Lost Assassin ♕ ksj + mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora