XVII. Lady Haneul de Kkot.

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Despertó sin razón aparente. Lo que probablemente quería decir que había dormido tan bien que su cuerpo no encontraba la necesidad de seguir descansando. Se estiró en su lugar, removiéndose para escapar del abrazo que lo tenía atrapado. Seokjin no se despertó, simplemente se dio la vuelta y siguió durmiendo.

Se sentó en el borde de la cama y en lo que movía las articulaciones agarrotadas por el sueño, notó que la única silla del cuarto estaba colocada contra la puerta de tal manera que nadie pudiera abrirla desde afuera. Miró sobre su hombro al rey y contuvo una risa: en algún momento de la madrugada se había levantado para ponerla allí. Era lo más hilarante que había visto en mucho tiempo, ¿qué pensarían los sirvientes si no consiguieran abrir la puerta? Y peor, ¿si vieran que el rey la había sellado para estar a solas con él?

Sin dejar de sonreír se volteó a mirarlo. Seokjin estaba recostado boca abajo, abrazando la almohada que Yoongi había utilizado y su ancha espalda desnuda estaba expuesta hasta la cintura. El resto de su cuerpo estaba cubierto por las mantas. Mirarlo sacaba a Yoongi de quicio. Tanto le costaba ser un rey común y corriente.

En lugar de recorrer su piel con los dedos como se le antojaba, Yoongi lo cubrió mejor antes de levantarse y abrir la puerta.

El desayuno estaba servido en una bandeja. Alguien lo había dejado en el suelo, probablemente luego de golpear un par de veces y no recibir una respuesta. Acompañando su té de siempre y la comida estaba una flor amarilla en forma de estrella y una carta sin sellar. Tras asegurarse de que no había nadie en el pasillo, Yoongi levantó la bandeja y la depositó en la mesa del cuarto.

En ningún momento se le pasó por la mente el husmear y leer la carta, pero con el movimiento de la bandeja un aroma familiar golpeó su nariz. Un perfume imposible de ignorar: olía exactamente como Seokjin durante la noche.

La curiosidad se apoderó de él. Le lanzó una última mirada sobre el hombro al rey para asegurarse de que seguía dormido y abrió la carta.

Su Majestad, Seokjin de Gyeoul:

Siempre es encantador encontrarme en su presencia y anoche no fue la excepción. Debo admitir que todo el camino desde Bomeum los nervios no me dejaron tranquila, pensando en que lo volvería a ver luego de tanto tiempo. Pero me complace que nuestro reencuentro fuera tan agradable como su trato de siempre.

El bocazas de mi padre no nos permitió conversar demasiado, pero amé cada segundo que pasamos bailando. No me había sentido tan ligera en tanto tiempo. Es la mañana siguiente y tenemos que volver a casa, pero no podía hacerlo sin antes dejarle esta carta; esta esperanza de que podamos seguir en contacto y acortar la distancia entre nosotros.

Esperaré ansiosa su respuesta.

Suya, Lady Haneul de Kkot.

Con solo leer Kkot, Yoongi supo inmediatamente de quién se trataba. La hija del duque que casi se había prometido a Seokjin.

El muchacho arrugó el papel entre sus manos y miró a su alrededor buscando dónde desecharlo.

—¿Qué haces, Yoongi?

La voz lo hizo saltar. Se volteó hacia el rey y lo vio incorporarse en la cama, aunque claramente no del todo despierto aún. Yoongi escondió la carta arrugada detrás de su espalda.

—Recogí tu desayuno y lo puse aquí.

Seokjin hizo un ruido a modo de afirmación y se levantó despacio para caminar hasta la pequeña mesa redonda. Yoongi dio un paso hacia la puerta.

—¿No vas a acompañarme? —preguntó el rey, aparentemente todavía en el mismo estado de ánimo de la noche anterior.

—Tengo que lavarme y comer. Ahí no hay suficiente —señaló la bandeja con una mano y se acercó de nuevo, esta vez para jalar cariñosamente la oreja del rey—. Ya nos veremos más tarde.

The Lost Assassin ♕ ksj + mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora