XXXI. Jaque mate.

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Dejar a Yoongi atrás fue mucho más difícil de lo que pensó. Pero a la vez que su corazón se quedaba con él, su cuerpo avanzó corriendo por los pasillos hasta alcanzar a Taeyang en el patio central del castillo. Pero llegó demasiado tarde.

El rey estaba parado en medio de la explanada y a cada lado tenía a dos muchachos amarrados y de rodillas. Jimin y Jungkook. A un costado los dos guardias que los habían acompañado durante el viaje estaban en las mismas condiciones. Unos diez caballeros de Taeyang rodeaban todo el patio. Estaban claramente superados en número.

Seokjin dio un par de pasos tentativos para acercarse, pero terminó por detenerse de golpe cuando Taeyang hizo un gesto y sus caballeros sacudieron a sus rehenes como advertencia.

—Taeyang, no hagas esto —pidió Jin levantando las manos como si estuviera tratando con un animal rabioso—. Todavía puedes hacer bien las cosas. Podemos hablar civilizadamente de esto.

Taeyang empezó a sacudir la cabeza en medio de sus palabras a la vez que chasqueaba la lengua. Todo su lenguaje corporal gritaba "padre decepcionado castigando a su hijo revoltoso". Con todo lo que estaba ocurriendo seguía viendo a Seokjin como un niño.

El rey de Yeoreum levantó las manos, atrayendo la atención de todos en el patio.

—Mi querido sobrino ha perdido la cabeza, me temo. Ha sido manipulado por el asesino de reyes para creer que fui yo el responsable de la muerte de sus padres —declaró Taeyang, tan alto como pudo para que todos lo escucharan—. Intentó asesinarme hace un momento en mi estudio, pero pude escapar.

—¡Jin! ¿Qué está pasando?

Jimin estaba asustado. El caballero que lo sostenía le dio un empujón para que se callara.

—Jimin, yo-

—¡Atrapen al rey de Gyeoul! Métanlo en una celda hasta que podamos decidir qué hacer con él —ordenó el rey—. Me encargaré que el consejo de su reino le arrebate el título.

Los guardias que no estaban ocupados restringiendo a nadie se movieron en su dirección y Seokjin se preguntó: ¿podría él solo contra unos cinco caballeros? ¿Dónde estaba Yoongi cuando más lo necesitaba? ¿Acaso había venido al patio solo para darse cuenta de que su relación con Seokjin no valía el perder la vida?

No podía decir que no lo entendía. En parte le alegraba que huyera y se pusiera a salvo.

Antes de poder averiguar la respuesta a todas las preguntas que lo atormentaban, repentinamente se hizo el silencio y el gesto altanero en el rostro de Taeyang tembló por un momento. Los caballeros que habían estado aproximándose a él se detuvieron cuando el príncipe Taehyung apareció y se interpuso en el camino.

—Yo... encontré algo en tu estudio, padre —anunció el príncipe, sacando de entre su túnica lo que parecía ser un montón de cartas—. Estaba buscando una de las últimas cartas que mamá escribió antes de morir, para mostrársela a Jimin, pero...

El tiempo parecía haberse detenido y nadie sabía exactamente qué hacer.

—Tae, hijo, lo que sea que hayas encontrado, podemos discutirlo después. Ahora mismo...

—¿Ahora mismo qué, padre? ¿Vas a meter a Seokjin al calabozo? —interrogó el príncipe, su voz sonando como si algo subiera por su garganta y lo ahogara—. ¿Vas a seguir con tus mentiras y convencerme de que todo esto es falso?

El príncipe blandió las cartas en el aire, sacudiéndolas para que todos en el patio se fijaran en ellas. Seokjin no necesitaba acercarse para saber qué estaba escrito en todos esos trozos de papel.

—Taehyung, ¿por qué no le dices al público qué dicen esas cartas? —apremió Seokjin, parándose firme y sin quitarle los ojos de encima a Taeyang.

The Lost Assassin ♕ ksj + mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora