XXVIII. Revelación.

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Había sido un completo tonto al pensar que la playa lo distraería de pensar en Yoongi.

Llevaban apenas unas horas en Yeoreum y, mientras Taeyang se desocupaba de sus obligaciones del día, Seokjin observaba desde la sombra de una carpa cómo su hermano y el príncipe Taehyung correteaban en la orilla y se desternillaban de risa mientras jugaban a quién-sabe-qué.

Verlos tan felices en la compañía del otro no hacía más que empeorar su humor. Si tan solo no hubieran tenido aquella discusión una semana atrás, quizás Yoongi estaría a su lado, disfrutando con él de la brisa marina y escuchando a las gaviotas comunicándose entre ellas y acompañando al sonido de las olas.

El rey había sido tan amable de enviarles las mejores delicias marinas del reino, pero él llevaba ya días sin poder comer demasiado antes de sentirse enfermo.

Una semana sin dirigirle la palabra a Yoongi. Sin siquiera verlo. No había podido ni despedirse de él o avisarle que saldría de viaje.

Si no se dejaba hundir por las olas era porque no quería tener que forzar la corona en su hermano menor.

El caballero a su lado carraspeó.

—Señor, si me permite...

—¿Sí, Yeonjun?

Era un caballero bastante joven, pero según Jungkook, una gran promesa para la guardia real. Cuando le había pedido que se quedara en el castillo para cuidar de Yoongi, el chico había sido su primera opción de reemplazo para acompañarlo a Yeoreum. Jungkook no tenía ninguna duda de que Yeonjun sería el mejor hombre para suplirlo y Seokjin confiaba plenamente en su decisión, incluso si estaba claro a simple vista lo verde que estaba el joven caballero.

—No tengo idea de lo que lo atormenta ahora mismo, pero quiero decirle que ahora es el mejor momento para relajarse y dejar sus preocupaciones para después —aconsejó el chico. En ningún momento miró directamente al rey—. Ya verá que encontrará la solución a su problema con más facilidad luego de darle un descanso a su mente.

Bueno, quizás no estaba tan verde como pensaba.

Seokjin le ofreció una sonrisa, incluso si Yeonjun no se volteó a recibirla.

—Creo que tienes razón. Gracias, Yeonjun.

—Nada que agradecer, mi lord.

Al final no consiguieron ver mucho al rey durante el primer día, pero Taehyung dio todo de sí para que no se sintiera su falta, dándoles un recorrido por todo el palacio e incluso llevándolos al pueblo para que conocieran el mercado y los muelles donde trabajaban los pescadores.

Al segundo día, Seokjin fue recibido en el comedor por Taeyang, que ya estaba sentado a la mesa, pero todavía sin probar bocado.

—¡Ah, hijo! —exclamó a modo de saludo. El hombre se levantó de su asiento y se apresuró hacia él para envolverlo en un abrazo—. Disculpa que no haya podido atenderlos ayer, fue un día bastante ocupado.

—Descuide, tío. Taehyung cuidó bien de nosotros.

—Eso imagino, considerando que ni Jimin ni él están despiertos aún —señaló volviendo a tomar asiento. Al poner las manos sobre la mesa, Seokjin notó que tenía el brazo derecho vendado—. Seguramente estuvieron hasta horas de la madrugada hablando o haciendo travesuras.

—Siempre que están juntos se siembra el caos, sí —asintió el más joven riéndose un poco—. ¿Qué le pasó a su brazo, tío?

Taeyang se miró las vendas como si ni se hubiera dado cuenta de que las tenía.

The Lost Assassin ♕ ksj + mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora