Extra IV: Crónicas de un compromiso [Parte II]

102 20 1
                                    

Jungkook lideró la marcha durante todo el viaje, siendo el único miembro de la guardia al que pidieron su asistencia. Le pareció un poco irresponsable, considerando lo que le había ocurrido al príncipe apenas unos meses atrás, pero a su vez no tuvo las fuerzas para oponerse; lo último que necesitaba era que los caballeros vieran algo de su familia y luego volvieran al castillo a esparcir el chisme. Como mucho hubiera confiado en Yeonjun, aquel joven guardia que no dejaba de dar buena impresión.

Se detuvieron a descansar solo una vez durante todo el trayecto, pero no encontró que eso lo molestara, considerando que se quedó dormido varias veces contra la espalda de Seokjin. Desde que habían revelado su relación a todo el castillo, eran raras las ocasiones en que montaban en caballos aparte. En general el rey tomaba las riendas y dejaba que él se sentara atrás, apretujando su cintura con los brazos para no caerse.

Cruzaron la frontera de Gaeul la noche siguiente, ante los ojos de unos guardias bastante confundidos de ver al rey llegar sin más escolta y sin enviar una carta antes. Por suerte no necesitaron mucho convencimiento para dejarlos pasar y avanzaron hasta llegar a la porción del reino más cercana al palacio, donde la riqueza del pueblo era más clara que en los bordes.

Debido a la hora que era, quedaron en que era mejor instalarse en una posada e ir a buscar a la familia de Yoongi al día siguiente. Él no se quejó. Mientras más tiempo tuviera para prepararse para lo que se venía, mejor. Y tiempo sobró, considerando que como mucho durmió una hora o dos. Ni siquiera el abrazo del rey fue capaz de contener su pulso acelerado o detener los pensamientos que se arremolinaban en su cabeza.

Quizás dándose cuenta de su ansiedad, Seokjin no intentó forzarlo a comer algo antes de salir. Era demasiado temprano por la mañana, pero las ganas de retrasar el encuentro se convirtieron en una necesidad casi física de acabar con el asunto. De enfrentarse a sus miedos y dejar que las cosas se arruinaran para siempre o se repararan.

Si mal no recordaba, sus padres vivían cerca del borde de la ciudad, en la parte más pobre de todo el reino, pero Seokjin detuvo el paso de Euna no muy lejos de la posada y desmontó en un movimiento, poniéndose al costado y extendiendo los brazos hacia Yoongi como si quisiera ayudarlo a bajar.

—¿Jin? ¿Qué haces?

Incluso si estaba confundido, aceptó el gesto, dejándose atrapar cuando bajó de la espalda de la yegua. Seokjin le dedicó una sonrisa y usando las manos que tenía en su cintura lo movió hasta dejarlo frente a la puerta de una casa.

—Bienvenido a casa, Yoongi —murmuró contra su oído.

Solo entonces prestó verdadera atención a la casa que tenía frente a él. No era excesivamente grande o elegante, pero era mucho más decente de lo que él se había acostumbrado a ver durante su infancia. El tipo de estructura de la que solo había podido soñar darles a sus padres alguna vez.

Tenía dos pisos y una enredadera escalaba por las pareces y rodeaba las ventanas. No había nada que verdaderamente la diferenciara de las horas casas sobre la calle, excepto por un cartel que avisaba que se aceptaban pedidos de pinturas. Podría haberse quedado allí parado observando por horas, pero un sonido lo volvió a la realidad de la situación.

Un par de ojos lo miraron desde detrás de la ventana del primer piso, curioseando entre las cortinas y segundos después escucharon cómo alguien gritaba y cosas caían dentro. Sin mucha más dilación la puerta principal se abrió y quien se asomó dejó a Yoongi sin aliento.

Era como verse a sí mismo ocho años atrás. Pero limpio y sano, con ropa que no se caía a pedazos. Sin las mejillas hundidas por el hambre o las ojeras de quien trabaja más de lo que descansa. Le costó un poco, pues había cambiado demasiado desde la última vez que lo había visto, pero al final lo reconoció dos segundos más tarde que él.

The Lost Assassin ♕ ksj + mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora