Extra II: La verdad no conoce lógica.

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Jimin arrojó una piedra al agua y ésta rebotó unas cinco veces antes de ahogarse entre las olas. En lo que se inclinó para recoger otra vio de reojo como alguien se le acercaba despacio, como quien se aproxima a un animal rabioso con cautela.

Sin necesidad de voltearse a verlo, Jimin sabía exactamente de quién se trataba.

Lanzó la piedra. Tres rebotes.

—Jimin-ah, ya está todo listo para que vuelvas a casa —murmuró Taehyung manteniéndose un paso atrás. Desde su coronación se había vuelto más serio, o más bien taciturno; no sentía que había perdido a su amigo, pero sí le entristecía ver que había dejado atrás su alegría anterior luego de todo lo ocurrido.

A veces le costaba estar cerca de él por ese cambio. Antes adoraba su compañía y nunca decía que no a verlo, pero era totalmente consciente que desde que su padre fue metido al calabozo sus encuentros se habían reducido bastante. La excusa era que Tae estaba demasiado ocupado con sus nuevas responsabilidades, la verdad era que Jimin no podía verlo sin recordar a su hermano luego de la muerte de sus padres.

Estaba reviviendo aquel tiempo oscuro de nuevo y la idea no le agradaba en lo más mínimo.

Jimin se volteó a verlo con una sonrisa.

—¿No vas a acompañarme? —preguntó, solo porque ya sabía la respuesta.

El de cabello rojo negó despacio con la cabeza, pero las comisuras de sus labios se estiraron hacia arriba.

—No puedo, por lástima. Tengo mucho que hacer, pero —Taehyung se rebuscó en su túnica en lo que Jimin lo miraba con una ceja enarcada—, llévate esto contigo. Léela cuando llegues a Gyeoul. O cuando estés lo suficientemente lejos de aquí.

Recibió de sus manos un sobre sellado con el escudo de la familia real de Yeoreum y, sin poder evitarlo, le lanzó una mirada de sospecha a su amigo.

—¿Y esto?

—Lo sabrás cuando lo leas. Te acompañaré hasta la entrada del palacio.

La despedida fue mucho menos ostentosa que las pasadas. Tras darse un abrazo corto pero fuerte, Taehyung lo despidió con la mano hasta que se perdieron a lo lejos, dejando atrás el palacio de Yeoreum por probablemente unos meses.

Cuando Seokjin había sugerido que se llevara el carruaje real a Yeoreum, Jimin había rodado los ojos y lo había encontrado un tanto tonto, pero ahora que tenía cosas en mente y una carta que leer, parecía mejor idea de lo anticipado. Sentado dentro del carruaje mientras el trabajo lo hacían los caballeros, Jimin solo tenía que sentarse y mirar por una de las ventanillas mientras suspiraba como una doncella que extrañaba a su esposo.

Byeol, quien tiraba del carruaje junto a otro de los caballos, no parecía muy contenta de no tener a Jimin en su espalda, pero se movía obedientemente, aunque relinchando.

A pesar de que la curiosidad lo carcomía, se contuvo de abrir el sobre hasta que pasaron unos tres días. El reino de Gyeoul estaba a apenas un día y medio de distancia, momento que le pareció propicio para finalmente leer lo que sea que su mejor amigo había escrito en tan misteriosa carta.

El sol estaba bajando por el oeste cuando rompió el sello y abrió el sobre.

Estimado Jimin:

He escrito y desecho esta carta varias veces buscando la forma apropiada para empezarla, pero he llegado a la conclusión de que dar demasiadas vueltas no hará mucho por retrasar lo inevitable o cambiar el resultado de las cosas. Así que, seré directo.

Soy perfectamente consciente de los sentimientos que guardas por Namjoon, el consejero real de tu hermano, pero también sé lo mucho que te hirió su rechazo y consecuente distanciamiento. De ello me hablaste en detalle no solo en tus cartas, sino también en persona y desde entonces, lo cierto es que no he podido dejar de pensar en el asunto.

The Lost Assassin ♕ ksj + mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora