Extra III: Noches febriles.

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Incluso meses después de que desenmascararan a Taeyang y se diera su juicio, Seokjin todavía se veía en la necesidad de seguir con muchos procedimientos legales, además de la investigación más profunda y el apoyo a Taehyung, el nuevo rey de Yeoreum. Por ese mismo motivo pasaba al menos una vez al mes yendo al reino del verano o encontrándose con Tae en algún punto medio, casi siempre en Bomeum.

De ahí justamente regresaba, agotado y deseando tomarse un largo descanso. Jungkook se llevó a Euna cuando desmontaron en la entrada e ingresó al castillo manteniendo una sonrisa para no preocupar a sus súbditos, aunque probablemente no era un método muy efectivo, considerando sus ojeras y sus pasos de pies arrastrados.

Namjoon lo esperaba en la puerta del gran salón. Una mueca en su rostro no albergaba nada bueno.

—Namjoon —dijo a modo de saludo—. ¿Todo en orden en mi ausencia?

—Así es, Su Majestad. ¿Se encuentra bien el rey Taehyung?

—Tanto como puede considerando su situación —asintió Seokjin. La expresión de Namjoon permaneció sin cambios—. ¿Vas a decirme qué te tiene tan afligido o pretendes esconderme alguna cosa?

El consejero real se paró muy recto y casi pareció crecer unos centímetros. Ya no se veía incómodo, sino más bien avergonzado de que lo hubieran descubierto tan fácilmente.

—No pretendía esconderlo, solo esperaba a que fuera el momento apropiado para decirlo —explicó y, al final de la oración, su voz subió una octava. Carraspeó—. En su ausencia, Sir Yoongi...

El rey se tensó.

—¿Qué le pasó? ¿Está herido? ¿Dónde está?

Solo entonces notó que había sido extraño no encontrarlo esperando por él en la entrada junto a Namjoon. Yoongi podía ser un poco frío u orgulloso, pero eso no evitaba que de todos modos fuera un amante dedicado y presente. Él estaba siempre a su lado siendo arisco y llamándolo cursi, pero siempre estaba allí.

—No está herido, no se preocupe. No ha salido de su habitación desde ayer por la tarde, aparentemente tiene fiebre.

No esperó a que le dijera algo más. Seokjin le entregó su capa y marchó a grandes zancadas hasta el pasillo y escaleras arriba, de repente olvidándose de su cansancio anterior. Era quizás un defecto suyo o una desventaja, al menos a su favor, pero no podía evitar tirar todo cuando sabía que alguien a quien quería se encontraba mal o herido. Otra cosa que lo apresuraba era la culpa: había dejado solo a Yoongi y se había enfermado en su ausencia.

El ver a un par de mucamas frente a la puerta de su habitación no lo ayudó a tranquilizarse. Sus cuchicheos le recordaron a aquella vez casi un año antes, cuando acababa de traer a Yoongi al castillo luego de sacarlo del calabozo.

—¿Todavía se rehúsan a darle una mano?

La pregunta había sido con intención bromista, pero quizás no había sonado de ese modo, ya que una de las mujeres se apresuró a responder. Sus mejillas ardieron en rojo.

—Le juro que no es el caso, mi lord. Lo crea o no le tenemos aprecio a Sir Yoongi —dijo ella, pero al mirar hacia la puerta de la habitación, pareció algo asustada—. Es él quien rechaza nuestra ayuda. No nos permite entrar y nos ha dicho que lo dejáramos en paz.

Contuvo un suspiro. Por supuesto que Yoongi sería ese tipo de enfermo. Podía imaginárselo pateando las sábanas o lanzando almohadas para alejar a todo el mundo de él, echándolos con voz ronca, pero sin levantarla demasiado. Podría estar en su lecho de muerte y no aceptaría que lo tocara nadie.

—Ya veo. ¿Lo ha visto el médico?

—No, mi señor. Se ha negado a verlo.

—¿Ha comido o bebido algo?

The Lost Assassin ♕ ksj + mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora