XXIII. Rubíes.

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Luego del esfuerzo del día anterior, Yoongi permaneció en su habitación todo lo que pudo, solo intentando recuperar las energías. Faltaba probablemente una hora para la cena cuando un caballero golpeó a su puerta y le informó, con una amabilidad que lo extrañó, que el rey y Namjoon lo esperaban en la biblioteca.

Nadie lo acompañó por el pasillo ni escaleras abajo. Luego de todo el tiempo que había pasado, eran raras las ocasiones en las que alguien le llamaba la atención por no tener a su chaperón cerca. Era conveniente para él, por supuesto, pero de todos modos no podía evitar pensar que la gente del castillo se había acostumbrado muy rápido a tenerlo cerca. Tal vez era porque no había causado problemas desde su llegada o simplemente porque el tiempo lo había vuelto común frente a ellos, pero ya no parecían tan preocupados por su presencia como antes.

Vio a Seokjin salir de su estudio al mismo tiempo que él alcanzaba la biblioteca. El rey llegó primero a la puerta, pero no intentó entrar. Yoongi se paró a su lado y tampoco trató de abrir la puerta. Dedicaron un momento a mirarse a los ojos.

—Hola, cielo —saludó Seokjin. Una suave sonrisa iluminó su rostro—. Escuché que estuviste en tu habitación todo el día.

Asintió con la cabeza. Se le olvidaba que ningún chisme se le escapaba.

—Descansando después del caos de ayer.

—¿Pero estás bien?

Fue el turno de Yoongi para sonreír.

—Sí, perfectamente.

Además del dolor en las articulaciones y lo que había ocurrido el día anterior con Jimin, realmente no había motivo para que no se sintiera bien, dejando de lado obviamente lo que todavía tenían pendiente. El rey enarcó una ceja.

—¿Nada que quieras contarme? ¿Sobre Jimin? —interrogó, casi leyéndole la mente.

¿El príncipe le había dicho algo? No era sabio juzgar el contenido de aquella hipotética plática solo basándose en la cara de Seokjin, pero no veía en él ninguna señal de algo realmente negativo. Solo veía curiosidad.

—De hecho, ahora que lo mencionas, sí hay algo que-

La puerta se abrió de golpe frente a ellos y Hoseok se detuvo para observar a quienes estaban en su camino. Una sonrisa casi malvada se extendió en su boca cuando los vio.

—Namjoon los está esperando, será mejor que entren.

El bibliotecario los dejó entonces, dándoles paso para que entraran a la sala. Namjoon estaba sentado a una de las mesas con todas las cartas extendidas frente a él, pero no parecía fijarse en ninguna de ellas; sus ojos estaban perdidos en algún punto en el otro lado del cuarto y solo pareció volver a tierra cuando notó que ya no estaba solo.

Los recibió, o más bien a Seokjin, de pie. No lucía tan mal como la última vez que le habían delegado el trabajo de analizar las cartas, pero había algo oscuro en su mirada.

—Su Majestad. Yoongi.

—No vamos a entretenerte mucho, Joon. Ve al punto —pidió Seokjin.

Yoongi sintió que le picaba la nuca, por alguna razón. El consejero se aclaró la garganta.

—Lamento decirle que no pude encontrar nada más en las cartas, a pesar de todos mis esfuerzos —anunció dejándose caer de nuevo en su silla—. Si hay algún dato más en ellas, yo no puedo encontrarlo.

—Bueno, no estaba esperando nada revolucionario. Quizás-

—Quien sea que escribió esto debe ser de Yeoreum —dijo alguien parado donde ninguno de los tres pudo notarlo.

The Lost Assassin ♕ ksj + mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora