XXVII. Sin tiempo que perder.

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Yoongi no volvió a su habitación o a pisar el interior del castillo los días siguientes.

Durante la madrugada de aquel día en el que discutieron, Yoongi entró por última vez para buscar un par de cosas de su habitación y se instaló en un rinconcito de los establos, apoderándose de una pila de paja para utilizarla como cama. A simple vista parecía estar en medio de un berrinche infantil, pero la verdad era que, dadas las circunstancias, prefería permanecer en un lugar donde el rey no podría encontrarlo.

Fue por ese motivo que arruinó totalmente su horario de sueño y ritmo de vida, durmiendo durante casi todo el día y deambulando los establos y el patio durante la noche. Para sentirse menos estúpido hasta se decía que practicar con el arco y flecha en la oscuridad era bueno para él.

Dos días después, Jungkook lo despertó una tarde con un puntapié.

—Has estado durmiendo en los establos por dos días —señaló el capitán, una sonrisa pícara asomando en su boca, claramente malentendiendo la situación—. ¿Qué pasó?

Yoongi chasqueó la lengua y se removió encima de la paja donde estaba acostado. Llevaba apenas dos días durmiendo en el establo y su espalda ya lo estaba matando. Quizás todo el mundo tenía razón al decir que Seokjin lo había estado consintiendo demasiado.

—Le dije a J- Su Majestad mi teoría sobre quien es el verdadero asesino y no le gustó —ofreció, sentándose como pudo—. Está bastante disgustado conmigo y no quiero verlo ahora mismo.

Jungkook miró sobre su hombro para asegurarse de que estaban solos y se inclinó sobre él para murmurarle con complicidad:

—¿Sabes quién es? ¿Quién?

Cerró sus ojos con fuerza, hasta que el negro se vio salpicado de puntos blancos. Del solo pensar en Taeyang y lo bien que había manipulado a Jin para que creyera que no era capaz de hacer nada perverso le daba dolor de cabeza.

—No quiero hablar de ello ahora.

Jungkook hizo una mueca de decepción.

—Bueno, pues puedes quedarte aquí todo lo que quieras. Puedes dormir en mi habitación, también. Pero no creo que escondiéndote del rey le harás un bien a ninguno de los dos.

—Soy consciente de ello —dijo Yoongi—. Solo... por favor no le digas. Que estoy aquí, quiero decir.

El capitán consideró su expresión por un momento y Yoongi supo que le estaba pidiendo la cosa más complicada en el mundo: que le escondiera algo a su rey. Pero a su vez Jungkook sabía que no se lo pediría si no fuera importante.

El muchacho suspiró.

—Está bien, no le diré. Pero tendrás que hablar con él eventualmente.

—Ya lo sé —asintió, rodando los ojos—. Ahora si me disculpas, quisiera dormir por un rato más.

Yoongi rodó sobre el montón de paja y le dio la espalda, dejando a Jungkook pensando en que nunca pensó que su trabajo acarrearía ese tipo de dramas. Se preguntó si alguna vez su padre tuvo que soportar algo parecido en las ocasiones cuando el rey y la reina tenían sus diferencias e hizo nota mental de preguntarle alguna vez.

Al final dio media vuelta y volvió al campo.

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Se había arrepentido de sus palabras a la mera hora de haberlas dicho, pero su tiempo había sido tan reducido que no fue hasta dos días después que Seokjin encontró una ventana para ir a buscar a Yoongi. Primero fue a su habitación, que estaba totalmente vacía y algo desordenada. Luego lo buscó por los cuartos del palacio y la biblioteca, pero no encontró rastros de su presencia por ningún lado.

The Lost Assassin ♕ ksj + mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora