[8] Arrepentimiento

1.6K 196 9
                                        

Luce preciosa, sus ojos azules brillantes cautivadores miran con una sonrisa a mi hermano menor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Luce preciosa, sus ojos azules brillantes cautivadores miran con una sonrisa a mi hermano menor. El sabor de la comida se amarga de inmediato al verlos reír entre sí.

— Recce. — Mi madre me llama mientras le entrega a mi padre a Thomas.

— ¿Qué sucede? — La volteo a ver.

— ¿Sucedió algo con la sultana Meryem?

— Sí. Sale con Alex con mi propio hermano. — Mascullo apretando los cubiertos.

— Recce. Elijah me comentó que ella te quería cortejar pensé que aceptarías.

— Ese es el problema, no podía estar con ella y la veía como una niña que conocí sin embargo ahora que la volví a ver...es como si quisiera estar con ella todo el tiempo del mundo y verla a todas horas sonriéndome a mi y no a mi hermano.

Mamá se burla de mi riendo un poco mientras cubre su boca y niega, le hace una seña a mi padre quien se acerca dejando a Thomas con la criada.

— ¿Qué pasa, por qué tanto secreto?

— Recce rechazo a Meryem de tanto que lo intento cortejar y sale con Alex por lo tanto deduzco que se rindió con este mocoso. — Me señala mamá.

— Era de esperarse, después de tantos años se acerca una última vez para averiguar si sientes algo por ella pero ¿Qué hizo mi hijo? Pues la rechaza.

— No cabe duda que tu estupidez es hereditaria — Mamá lo mira en blanco y papá la mira con ofensa.

— Cariño ¿no estamos hablando de nuestro hijo, por qué te agarras conmigo?

— Porque eres su padre. — Ambos sueltan un bufido para volver a verme.

— ¿Qué debo hacer? — Pregunto ya harto de su conversación.

— Nada. Haste a un lado ya fue suficiente que jugarás y le dieras alas al corazón y esperanza de la Sultana Meryem. — Responde mi padre.

Lo miro asombrado y mamá le da la razón con un sonido de su garganta para palmear mi hombro y dejarme solo.

— ¿Dejarle el camino libre a Alex, de verdad? — Susurro mirando a mi hermano riendo con mi muñequita.

— ¿Cautivado? — Hablan a mi espalda y veo a Esther quien me mira con una sonrisa.

— Podría ser. — bajo la mirada al pequeño niño que cuidan las criadas. — ¿Tú hijo?

— Así es. — Me sonríe para mirar a su hijo y luego a mi. — ¿Desde cuando ves con otros ojos a mi hermana?

—  Tal parece que desde que la volví a ver. Tantos años sin verla me afectaron más de lo que pensé. — Señalo el camino del jardín y asiente para que ambos caminemos con el pequeño corriendo frente a nosotros.

— Tal parece que así fue, tus ojos arden en celos por verla con tu hermano. Lamentablemente cuando el corazón de mi hermana está ocupado no hay nada ni nadie que logre quitarlo de ahí solo ella misma.

— Creo que en parte todo esto es mi culpa, tal vez no lo sepas pero yo le daba alas a ella desde el día en que la conocí. — El arrepentimiento me golpea nuevamente junto a mí estupidez humana.

— Y pensar que mi propia hermana me puso primero para que pudiéramos cortejarnos. — Suspira y talla sus manos pensativa para reír — Mi hermana pensando en mi de verdad que estoy conmovida.

— ¿A pesar de que asesino a tus dos hermanos? — La miro.

— No te equivoques. Ellos eran traidores y los traidores pagan con su vida. En nuestra familia es así desconozco en la tuya.

— En nuestra familia puede ser que eso también suceda, lo más seguro es que lo saquemos del legado familiar.

— Parece que somos más sanguinarios nosotros. — Ríe — ¡Max! — Llama a su hijo y le extiende su mano.

— Madre — El pequeño Max corre hacia ella y toma su mano.

— Debo ir con mi hermana, espero volver a vernos Recce Morgan.

— Esperemos — Hago una pequeña reverencia — Princesa Esther.

Regreso a la mesa dónde todos conservan animadamente y ríen. Meryem parece más feliz mientras sujeta la mano de Alex.

— ¡Pueden creer que quería cortejar a Recce a mis diez años! — Se ríe.

¿De que se ríe? A mi no me hace ni puta gracia que se esté riendo de eso. Mis sentimientos no son un juego.

— No le veo lo gracioso. — Suelto.

Alex me mira y alza una ceja entre risas y niega besando la mano de mi muñequita. — Madura Recce. Meryem dijo que en un futuro sería una buena anécdota.

No le veo nada de buena. Y mucho menos me da buen sabor verlos juntos de solo pensar que pueden contraer matrimonio me da nauseas.

— Si. Recce, debes madurar. — Suelta mi madre y la miro ofendido.

Mi padre ríe abiertamente asintiendo y golpeando mi hombro obligándome a fingir una risa.

— Sí. Claro. — Susurro.

Thomas se agarra de mis piernas e intenta caminar al rededor hasta que llega con Meryem la cual cargan y me da otro dolor de cabeza y rabia al ver como Alex y mi muñequita parecen una familia.

Imaginarlos juntos y con un hijo me dan ganas de tirar por un precipicio a mi propio hermano. Me niego a que se quede con ella.

Cómo puede ser posible que después de tantos años se me mete la idiotez y la rechazo.

A lo mejor simplemente quiso comprobar que sentía aún algo por mi y viene mi estupidez a arruinar todo como un jodido profesional.

Jamás me había arrepentido tanto por un comentario orgulloso y juguetón en toda mi vida. Es como si lo hubiera hecho a propósito.

Recce. Deja de ver a tu hermano como si quisieras matarlo. — Mi madre me pellizca el brazo y me quejo por su regaño silencio.

— No puedo evitarlo. — Murmuro.

— Tendrás que hacerlo. — Papá se lleva la copa a su boca.

— ¡Vamos Thomas camina hacia mi! — Meryem me distrae y la veo animar a Thomas mientras Alex estalla en risas cuando se cae y lo ayuda.

Thomas a pesar de ser ya un poco más grande se desarrolla con un poco de lentitud pero el médico dijo que era normal.

Mi corazon se estruja al verlos con la maldita idea de que sean una familia feliz.

Sobre el cadáver de mi hermano.

Sobre el cadáver de mi hermano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Look at me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora