[10] Pecado

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Alex Morgan tenía su primer discusión con Meryem, recordarle que sólo era un simple sirviente le había dolido más de lo pensado, había vivido mucho tiempo en Londres pensando que era la máxima autoridad

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Alex Morgan tenía su primer discusión con Meryem, recordarle que sólo era un simple sirviente le había dolido más de lo pensado, había vivido mucho tiempo en Londres pensando que era la máxima autoridad.

Comprendía que ambos aún eran jóvenes, sus dieciocho años para él habían sido los más duros, ambos estaban ocupados y la inocencia de esa criada que había visto lo había carcomido. Quería adrenalina, sentirse al mando, sentirse vivo.

Sara Harts con sus aires de inocencia y pureza hipnotizarian a cualquiera que le prestara atención y ser la mejor criada de su prometida era aún más llamativo.

— ministro. — Sara entró a la habitación con un jarrón de vino, su vista se fue a esa figura llamativa no tanto como la de su mujer pero si como para interesarse, sus pechos que querían ser probados.

— Sara — Susurro acercándose a ella y tomando el jarrón de vino.

El imponente cuerpo y voz de Alex congelo a la sirvienta de inmediato, sus nuevas sensaciones experimentadas eran demasiado deliciosas y tentadoras.

La carne la llamaba, ambos debían estar juntos y pecar. Disfrutarian caer en pecado.

— Eres tan bella. — Alex Morgan no dudo en tomar esos labios de inmediato, la aprisiono en sus brazos con fuerza mientras le arrancaba la ropa.

La mujer sumisa frente a él le maravillo de cierta forma, su corazón se agito y disfrutó tenerla a su manera, como quería. Torturarla con el placer a tal punto que podía incluso obligarla a arrodillarse.

Invadió la boca de Sara con su miembro dejando caer un poco de vino en su polla para que ella chupara más rápido.

La envolvió en sus deseos las bajos disfrutando de esa sumisión, esa tranquilidad y disciplina que tanto le gustaba. Le preguntaba sobre su placer, sabia que tenía prohibido ver a alguien que no fuera él.

A pesar de que Meryem dejó de lado el Harem y siempre le fue fiel no podía vivir con esa incertidumbre de dejarla sola. Imagino llevarse a Sara y cuando la llenará con su hijo se volvería hogareña.

Alex deseaba simplemente que fuera recibido por una mujer sumisa, bella y amorosa como Sara pero sobre todo que no tuviera ni una pizca de poder.

La probó una y otra vez sin estar satisfecho, los años pasaron y siguieron viéndose. Las sospechas de Meryem subieron hasta que lo enfrento que incluso ganó la contienda diciéndole que no sucedió nada.

El embarazo de Sara llegó junto a un problema ¿Cómo la sacaría del palacio? No podía fingir su muerte, no podía esconderla por mucho tiempo.

La idea de dejar a su heredero lo ponía incómodo, era y es su hijo. Así tenga que sacarla como una profuga eso hará.  Esconderla más adelante.

A los pocos meses Meryem terminó embarazada y un deje de poder y orgullo inflaron su pecho con emoción de tener a dos de sus mujeres embarazadas, regreso a Londres y continuó con la infidelidad con las mujeres de ahí.

Le pagaba a los medios, sobordaba a todo el mundo que incluso los asesinada si querian abrir la boca.

Alex Morgan se volvió un profesional y maestro del engaño, lo hacía sentir tan orgulloso hasta que el amor lo golpeó. No supo como ni cuándo pero cuando se dio cuenta era muy tarde.

Se había enamorado de Sara, no veía a Meryem con otros ojos más que con poder. Su credulidad le dio un deje de manipulación y poder sobre ella.

Ahora solo importaba Sara, sus promesas, sus besos, sus te amo solo eran para esa mujer.

Lamentablemente no fue muy listo, olvidó dónde estaba, con quien estaba y a quien le tenían lealtad todos.

Alex se confío demasiado a tal punto que las cosas se fueron de las manos, no sirvió de nada su esfuerzo cuando vio esos periódicos a la luz. Cuando Recce lo golpeó tan fuerte o cuando Elijah su padre llegó a amenazarlo. Ver el rostro de decepción de su madre y la burla de Thomas fue suficiente.

Los ojos de Meryem ya no eran de amor, era de ira pura a tal punto que tenía prohibido pisar Turquía. No volvería a ir a ese lugar o Sara abandonar Londres.

Una vez lo intentaron y descubrieron a alguien listo para asesinarla, la mantuvo en su casa hasta que la mujer se dio cuenta con quien vivía.

Un infiel.

Bien dicen que si la amante se convierte en esposa deja una bacante. Sara Harts la amante que se convirtió en esposa no estaba lista para un Morgan, era muy poco para él y se dio cuenta muy tarde.

Ya había arruinado su vida, ya estaba embarazada y ahora era ella la que lloraba por su soledad y su embarazo.

Ya había arruinado su vida, ya estaba embarazada y ahora era ella la que lloraba por su soledad y su embarazo

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— ¿Me engañas Alex?

— Jamás. ¿Cómo lo haría? Te amo tanto Meryem. Eres mi vida.

— Tus ojos me dicen otra cosa, te pido la verdad, prometimos sinceridad Alex por favor no rompas mi corazón que con tanto cuidado te di.

— No lo romperé, te doy mi más grande sinceridad y mi corazón de igual forma. Nunca me atrevería a engañar al amor de mi vida.

— Si una vez dejas de amarme, por favor. Te pido Alex...que me lo digas.

— Eso nunca va a suceder. Meryem. Nunca.

 Nunca

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