Todos conocemos a nuestro coronel Christopher Morgan el cual tiene una relación pésima con su padre con un odió compartido hacia su madre.
¿Qué sucede cuando se entera que no es hijo de Sara?
¿Dónde está su madre?
¿Cómo le dirá a esa mujer que es e...
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El amanecer me llegó desde de ese momento, volví a la central y me prepare para la misión extra dispuesto a salir de Londres ya que se que seguro me querrán festejar mi cumpleaños.
Mis abuelos me felicitaron ayer en la mañana al igual que Sara solamente que a la última la ignore. Camino a la oficina de Alex para que me de la salida pero escucho algo que me hace detenerme.
— ¡No puedo! — Escucho gritar a Alex y no puedo evitar tomar el poco pero sin abrirlo como todo un cotilla.
— Alex, las cosas no son así. Se van a dar cuenta tarde o temprano. — ¿Qué oculta Alex, que sabe Rick?
— Nunca va a saberlo, tengo que hacer que ella acepte y se valla. No sabia que vendría personalmente.
— ¡Estamos hablando de otras cosas!
— Entiéndeme Rick, Christopher ya me odia, no puede saber la verdad ahora y mucho menos Sara.
— Si no le dices va a ser peor y más si se enteran por alguien más, no diré nada como en estos años pero ella está aquí.
Que mierda tiene que ver mi madre,estoy por girar la manija pero enseguida me congelo.
— Nunca lo voy a decir. Christopher no puede saber que su madre no es Sara.
Aprieto la puerta girando la manija provocando que se abra, la cara de horror de Alex jamás la voy a olvidar, toda mi vida estuve sufriendo para nada.
— ¿Qué dijiste? — Mi garganta se cierra.
— Christopher. — Trata de hablar.
— ¡Dilo! — Grito pero su silencio me cabrea y me voy encima empujando a James para tomar a Alex de la camisa. — ¡Qué lo digas!
— Christopher yo no quería que las cosas fueran así, eres mi hijo ella no podía ser madre. Amaba a Sara y...
Lo suelto como si quemara, un sentimiento extraño aparece en mi pecho, unas ganas de vomitar me suben horrible.
— ¿Me...me quitaste de sus brazos? Pero claro, por eso no me parecía en nada a Sara. No encontraba ninguna similitud que incluso el tipo de sangre es distinta... — Un clic suena en mi cabeza y me siento un imbécil. — Por eso tampoco mi sangre coincide con la tuya, tengo la misma sangre que mi verdadera madre.
Mi incredulidad sale con dolor más del que quiero demostrar, baja la mirada sin decir una palabra probando mi paciencia.
— ¡Responde maldita sea! — Lo suelto.
— ¡Lo hice por tú bien! — Grita.
— ¡Sufrí por años porque una extraña me abandonó y no me dejaste verla! — Grite ahora yo. — ¡Toda mi maldita vida creí que era yo el problema! — Volteó el escritorio con fuerza. — Sabías que un niño sufria por alguien que no sirvió para ser madre y aún así no fuiste capaz de regresarme.