Todos conocemos a nuestro coronel Christopher Morgan el cual tiene una relación pésima con su padre con un odió compartido hacia su madre.
¿Qué sucede cuando se entera que no es hijo de Sara?
¿Dónde está su madre?
¿Cómo le dirá a esa mujer que es e...
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Mi traje es mucho más pesado y se que es por mi pequeño bebé, últimamente ha estado muy inquieto que por un momento pensé que lo aplastaba pero mi mano cambia perfectamente.
Me la he pasado molestadolo ¿para que mentir? Tallo a ciertas horas mi vientre para despertarlo y me patea como rebelde.
— Mami tiene que asistir a una guerra, tú mi pequeño bebé vas a ser un guerrero desde el vientre, no seas como esos plebeyos débiles.
Me coloco mi chaleco junto a la protección que mandé a hacer para mi bebé. Escucho los gritos y se que ya hemos llegado al lugar.
Tomo el francotirador para acomodarme en una altura prudente y comenzar a contar.
— Cinco en el lado izquierdo, necesito a cuatro en la zona seis para disparar al mismo tiempo. — Ordeno por el comunicador.
— A sus ordenes. — Disparo al mismo tiempo que mi soldado.
A uno se le va un disparo y maldigo cambiando de armas cuando veo que nos apuntan. — ¡Abajo! — Caigo sentada por mi estómago y todos se cubren.
Los disparos comienzan, ordeno la liberación de las granadas tomando la metralladora, mi hijo se mueve y bajo la cabeza un poco.
— Tranquilo cariño, mami te sacara de esta guerra. Vamos a llegar con tío Recce.
Como si entendiera se queda quieto y me envuelvo un suéter alrededor de mi vientre para tapar sus oídos.
— ¡Sal de una vez Meryem! — Escucho el grito de mi tío. — ¡Entregame lo que es mío!
— ¡Nada es tuyo, traicionaste a mi padre! — Grito y recargo mi arma.
— No importa. ¡Todo ahora es mío! — Dispara hacia mi barricada y maldigo al ver que no aguantara mucho.
Le hago una seña a mis soldados y salimos disparando a todo lo que se mueva, un disparo rosa mi brazo y maldigo dando tiros certeros a la cabeza.
— Van a morir hoy ratas traidoras. — Susurro y le atravieso el cráneo a uno de mis primos.
Escucho pasos a mis espaldas y esquivo el golpe para sacar mi daga cortando un poco su brazo tirandolo al suelo. Miro a los ojos a mi primo menor, sus ojos llenos de terror y me levanto.
