Todos conocemos a nuestro coronel Christopher Morgan el cual tiene una relación pésima con su padre con un odió compartido hacia su madre.
¿Qué sucede cuando se entera que no es hijo de Sara?
¿Dónde está su madre?
¿Cómo le dirá a esa mujer que es e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Es mes de marzo terminó. Con el nuevo mese de julio también llegó un vientre alzado con orgullo, la sultana Meryem quedó en cinta esa noche de bodas.
Un coche se estacionó fuera del palacio bajando un hombre y un niño de ojos grises que miró asombrado aquel lugar.
— Tío Recce ¿Qué haces viviendo en un lugar como éste? Es enorme.
— Es el palacio Topkapi lobito, el hogar de mi esposa y mío. — revuelve su cabello.
— ¿Podré venir aquí cuando quiera? Eso significa que nosotros somos pobres y tú más rico. — El pequeño niño se queja.
Recce ríe con fuerza mientras palmea su espalda haciéndolo caminar. Las puertas se abren dejando al pequeño asombrado mirando todo el palacio, oro por todas partes.
Las puertas elegantes, los cristales, las ventanas. El jardín que podía asegurar que era del tamaño de su casa. Alzó su cabeza para ver a una mujer con una mano en su vientre recibiendolos con una sonrisa.
— Recce, amor. — Meryem tomó su mano con una sonrisa y desvío su vista al pequeño ojigris. — Tú debes ser Christopher.
— Así es, mi tío me dijo que eres su esposa, que sepas que él es como mi padre. — Christopher se apega a su tío.
— Que sepas que yo lo conocí primero pequeño plebeyo. — Se burla.
Christopher abre la boca ofendido para acercarse clavado su vista en su barriga algo grande. — ¿Quién está ahí dentro? Comiste mucho seguro.
— No lobito, mi muñequita trae en su vientre a mi hijo, tu querido primo o prima.
— Seguro es un niño. Pero... eso significa que ya no serás mi papá Recce.
— No digas tonterías, Daddy Recce siempre estará para ti mientras tu padre me deje traerte conmigo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Christopher me ha estado siguiendo como un pollito con la excusa de que Recce le dijo que debe protegernos.
— Dime pequeño lobo. ¿Cómo te ha ido en la academia? — Me siento en la cama con la ayuda de mi criada, Christopher se sienta a mi lado para poner una mano en mi vientre acariciándolo.
