3

1.7K 230 655
                                    

La noche anterior no había sido diferente a otras noches.

Sus pies descalzos tocaban el frío cerámico del piso. Las paredes blancas del baño hacían que cada imperfección sobresaliera demasiado, es por ello que su presencia allí era tan resaltante.

Desabotona su camisa con delicadeza hasta ver su pecho desnudo en el espejo y las gasas cubriendo su brazo. Retira las gasas con cuidado, cerrando los ojos en reacción por el dolor. La sangre se había secado y se había convertido en manchas marrones.

Abrió los ojos y vio todas las cortadas que se había hecho las noches anteriores.

—¿Por qué lo haces? —se preguntó a sí mismo.

Odio a sí mismo. Merecía ser dañado y lastimado por todos sus pecados.

—¿Por qué tardas tanto? —le preguntó el sacerdote al otro lado de la puerta.

—Y-ya... ya salgo.

Lavó sus heridas y las volvió a cubrir con gasas nuevas rápidamente.

Se puso la camisa solo para cubrir sus brazos y salió del baño encontrándose con el padre desnudo frente suyo. Miró hacia otro lado. Quizá si no lo miraba podría dejarlo descansar.

—¿Qué has estado haciendo tanto tiempo en el baño?

—Nada.

—¿Te estuviste tocando?

—No, no hice nada.

El padre se acercó a George por su espalda y quitó su camisa descubriendo sus brazos vendados. No era algo nuevo. Normalmente llevaba sus brazos vendados y cuando no lo hacía podía ver todas sus cicatrices.

—Ya te he dicho que debes dejar de cortarte. Te estás arruinando. ¿Quieres ser feo, George?

—No —respondió en un murmullo.

—Entonces deja de lastimarte —sus toscas manos acariciaban su abdomen causándole escalofríos al más joven—. Has bajado de peso. No deberías descuidar tanto tu físico.

—Lo siento.

—...¿Ese chico nuevo del coro es amigo tuyo?

—No, solo vamos a la misma clase.

—No dejes que te toque de esa forma. No me gusta verte con otros hombres. Lo sabes.

—Lo siento.

—Eres mío. Recuérdalo, eres mío y solo mío. Tu cuerpo me pertenece y solo yo tengo el permiso de tocarte. ¿Estás bien con eso?

Las manos del hombre subieron hasta sus pezones y comenzó a acariciarlos lentamente.

—Sí, padre.

—¿Disfrutas que te toque?

—Sí, padre.

—Entonces sé un buen niño y ayúdame.

George mira hacia arriba como de costumbre y en su mente lanza una oración al cielo. "Si es que hay alguien allí arriba, por favor ayúdame".

...

Dream no había dejado de observar a George durante todo el día. Debía admitir que si actuaba un poco extraño, como si dos personas vivieran dentro de su cuerpo. Una parte de sí se comportaba muy frío y calculador, que no dejaba de observar todo y alejarse de todos. Mientras que la otra parte se comportaba más amable, inocente e incluso demasiado sumiso. La verdad es que Dream no tenía idea cuál sería su verdadera personalidad.

Sweet Home [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora