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Él había visto a su madre todos esos años como espectador. Su madre también lo había visto en ocasiones como un extraño que debajo dinero en casa, aunque la mayoría de las veces no lo veía.

George no puede culparla por odiarlo. Después de todo, él había matado a su esposo, aunque no supiera el trasfondo de todo. La razón del cambio drástico de su madre era su culpa, es por eso que intentaba ayudarla de forma indirecta con los pagos que le daba el Padre Sebastian por ayudarlo en la misa supuestamente.

Toca la puerta antes de entrar, a pesar de que tiene llave. Al no obtener respuesta decide entrar.

Todo es silencioso. Ni siquiera la televisión está encendida. La habitación de su madre está con la puerta abierta, por lo que deduce que no hay nadie en casa.

Da una vuelta por la pequeña sala y se dirige al librero, acariciando lentamente el lomo de los libros hasta que saca uno y cae el sobre con dinero.

Está a nada de tomarlo cuando siente una mano en su hombro.

—Deja eso donde estaba —escucha la voz de su madre detrás suyo.

Toma el sobre y vuelve a meterlo junto el libro al librero.

—Más te vale que te vayas ahora mismo si no quieres que llame a la policía.

—Mamá, lo siento.

—Yo no soy tu madre para que me llames así.

—No quise robarte, pero tenía la necesidad. Te devolveré el dinero en cuanto pueda.

—¿Tú sabes cómo he ganado ese dinero? ¿Crees que para mí es divertido denigrarme cada noche con un hombre desconocido? No sabes nada, George. Y aún así te atreves a venir a mi casa a robarte mi dinero y mis cigarrillos.

George se da la vuelta quedando frente a frente con su madre. Durante todos esos años ha cambiado bastante. Ahora él es más alto y su madre es más vieja. Sus arrugas ahora son más notorias y el brillo de sus ojos se ha perdido completamente.

—Sí lo sé, mamá. Sé cómo ganas ese dinero y yo también sé lo que se siente que un desconocido te denigre como si no valiera nada, que te use y te tire a tu suerte cuando ya no le sirves, pero tienes que correr a buscarlo porque es la única forma de tener una vida "decente".

—No, tú no, George. Tú no —murmura su madre, mientras sus ojos se cristalizan.

—Mi padre empezó todo.

—No, George. Él no sería capaz de hacer eso.

—Él lo hizo durante años, mamá.

—No, George. Deja de mentir, por favor, y vete de mi casa.

—Lo siento —murmura George antes de abrazar a su madre con todas sus fuerzas.

A veces le gustaría volver en el pasado y dejar que su padre lo use toda su vida solo para seguir viendo a su madre sonreír otra vez. Quiere ser otra vez el niño de mamá y salir todos los días a jugar al parque, preparar juntos la cena y desearse buenas noches. Quiere hacerla feliz sin importarle si el sufre. Y es por eso que regresaría en el tiempo para arreglar la vida de su madre aunque la suya se esté desmoronando.

—Lo siento tanto, mamá.

—George, tú no mereces nada de esto.

—¿Y tú sí, mamá? ¿Acaso algo de esto es tu culpa?

—Yo decidí casarme con tu padre.

—No sabías la clase de persona que era.

—Tu cuerpo... es muy delgado. Puedo sentir tus huesos, George. ¿Has estado comiendo bien?

Sweet Home [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora