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Toca la puerta de la casa de Dream y mientras espera intenta ordenar sus cabellos. Por suerte es Dream quien le abre la puerta, porque si no fuera así se hubiera sentido un poco incómodo.

—Me alegra que hayas llegado. Ya me estaba preocupando demasiado.

—Lo siento. No creí que iba a tardar mucho.

George ingresa a la casa y sigue a Dream hasta su habitación.

—¿Por qué fuiste a la farmacia?

—Pues... me dolía la cabeza y quería comprar unas pastillas.

—Tengo pastillas para el dolor de cabeza. Me hubieras dicho.

—Lo siento.

—Ya no importa. ¿Tienes hambre? Le dije a mi madre que guardara tu plato hasta que volvieras. Si quieres te lo traigo.

—Sí, está bien.

Mientras Dream abandona la habitación George aprovecha para sacar sus pastillas y meterse una a la boca.

Tenía miedo de contarle a Dream y que decidiera alejarse de él. No quería perder a su único amigo. No quería que lo mirara con asco como los demás. Además, no había nada que Dream pudiera hacer para mejorarlo.

Al rato llega con su plato de comida que deja sobre su mesita de noche. George se le queda viendo a la comida hasta que toma un bocado.

—¿Por qué te llamaron a dirección hoy? —le pregunta Dream.

—Nada relevante.

—¿Estás seguro?

—Sí, Dream. Todo está bien, ¿sí?

—Bien. ¿Sabes? He estado muchas veces en detención y hasta ahora no le encuentro el sentido a estar sentado durante una hora en una clase mientras un tonto profesor te vigila.

—La verdad es que tampoco lo entiendo. Nunca he estado en detención.

—Tienes suerte.

Dream se recuesta en el suelo estirando sus brazos y piernas como si fuera una estrella.

—¿Por qué siempre terminas en detención o castigado?

—Por meterme en problemas.

—Lo sé, pero ¿por qué buscas problemas?

—No lo sé —Dream cubre su rostro con sus manos—. Supongo porque es divertido o porque ser un chico problemático no te vuelve una víctima fácil y nadie te molesta, además de los profesores. Y así nadie te va a juzgar por ser gay, porque no te conocen por ser gay, sino un chico problemático.

—Eres gay...

—Creo que te lo dije.

—No lo recuerdo. ¿Cómo supiste que lo eras?

—Me di cuenta que no me sentía atraído a las mujeres. Nunca pude verlas de la misma forma que mis demás compañeros, pero con los hombres sí. Cuando veía a un hombre lindo sentía que mis hormonas se alborotaban y a la misma vez quería besarlo tan delicadamente.

—¿Alguna vez... lo has hecho con un hombre?

Dream quita sus manos de su rostro y mira en primeras instancias a George con un rostro confundido para luego soltar una pequeña risa.

—No, nunca.

—¿Y lo harías?

—Pues sí.

—¿Por qué? ¿Cuál es el sentido de hacerlo? ¿Cuál es el sentido de desnudarte y denigrarte para otra persona? ¿Por qué dicen que es placentero? ¿Por qué lo desean tanto? ¿Cuál es el motivo de esa obsesión? ¿De verdad a alguien le gusta eso?

Dream suspira y se levanta para sentarse en la silla de su escritorio. Su perspectiva sobre las relaciones sexuales no iba a ser igual a la perspectiva de alguien que había sufrido de abusos por una gran parte de su vida como George.

—Sé que tal vez no lo entiendas, pero es un acto de intimidad hermoso.

—Nunca lo has hecho.

—Lo sé, pero estoy seguro que es hermoso. Es hermoso cuando lo haces con alguien a quien amas y alguien que te ama. Cuando sabes que esa personas acepta la belleza e imperfección de tu cuerpo y alma. Cuando te sientes cómodo de mostrarte tal cual eres. Es un acto de intimidad diferente a un abrazo o a un beso. Es un acto que haces a solas con esa persona especial y eso es hermoso. Es hermoso saber que esa persona confío hacerlo contigo.

—No creo que eso sea para mí.

—Y está bien también, George. Nadie debería obligarte a hacerlo si no lo quieres.

—Ójala hubieran más hombres como tú. Espero que encuentres un hombre que te valore. Lo mereces.

—Yo espero que todos te valoren. Te mereces todo lo bueno del mundo. Mereces ser feliz, George.

—La felicidad no es para mí.

—Te demostraré lo contrario.

...

Al día siguiente después de clases, George se acerca a Hannah para preguntarle sobre el club de artes. Es de las pocas veces que toma la iniciativa de hablar con alguien que apenas conoce y está un poco nervioso.

—Hola, soy George. Ayer hablamos y...

—¡Claro, me acuerdo de ti! ¿Vendrás a ver el club?

—¿Puedo?

—Sí, no hay problema. Si quieres también puede ir tu amigo.

Dream que terminaba de guardar sus cosas levanta su cabeza hacia George.

—Voy a ir al club de artes un rato, ¿quieres venir o...?

—Te acompaño. Solo déjame terminar de guardar esto.

Dream cierra su mochila como puede para luego cargarla en su hombro.

Los dos siguen a Hannah hasta el club. Apenas hay unas pocas personas allí adentro.

—Pasen. Les presento a Sylvee, Karl y Callahan. No somos muchos, pero somos un grupo muy unido —Karl sacude su mano enérgicamente para saludar a George—. En dos semanas tenemos una exposición por el aniversario de la institución. Normalmente cada quien hace su trabajo durante un mes, pero creo que puedes lograrlo en dos semanas. ¿Qué opinas?

—No lo sé. Tendría que ir a tu casa solo.

—¿Dónde vives? —le pregunta Hannah.

—A unas tres cuadras de la iglesia del Padre Sebastian —responde Dream.

—Yo vivo una cuadra después. Podría acompañar a George si no le molesta.

Dream voltea a ver a George para saber su opinión.

—Sí, está bien.

—Entonces, bienvenido al club, George. Esperamos poder ser tus amigos y hacer una gran presentación.

Sweet Home [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora