Sweet Home [Dreamnotfound]

17

Le gustaba el club, más que pintar, le gustaba estar con personas tan agradables que no lo trataban como alguien raro o sucio como lo hacía la mayoría. Lo trataban como humano.

—George, ¿Vas a participar en la feria del sábado? —le pregunta Sylvee, animosa.

—¿Feria?

—Las tres secciones de último año estamos organizando una feria para este sábado para recaudar dinero para la fiesta de graduación. Habrá juegos y diferentes actividades. También venderemos algunas cosas. Nosotros cuatro estábamos pensando en vender paletas heladas, si quieres puedes unirte.

—Me encantaría, pero no sé si cuente con el dinero ahora mismo.

—No hay problema. Solo ayúdanos a vender y eso será más que suficiente.

—Bien. Lo siento.

—No te disculpes. Igualmente todo el dinero se irá para la fiesta, así que ganamos todos.

Todos continúan conversando a excepción de Callahan, que por obvias razones no decía nada. El tiempo pasó y todos ya se estaban por ir a excepción de George y Callahan.

—George, ¿vas a quedarte? —le pregunta Karl, que ya estaba en la puerta de la clase listo para irse.

—Solo un rato más.

—¿Quieres que te espere?

—No, no es necesario.

—Si no vas a tardar mucho puedo esperarte.

—Ya falta poco para la exposición y no he avanzado casi nada. Quiero que ya este casi listo y dudo que acabe rápido.

—Bien. Me iré solo. ¿Vendrás a mi casa?

—¿Puedo?

—Claro. Siempre puedes ir.

—Tu madre no parece decir lo mismo.

—Es lo de menos. Avísame cuando llegues para abrirte la puerta.

George solo asiente con la cabeza.

El ambiente se vuelve silencioso. Hay cosas que odia del silencio, una de ellas, que las voces de su cabeza se vuelven aún más fuertes. Los pensamientos intrusivos vuelven, los recuerdos aparecen y su mente es un caos.

Pasa las pinceladas con su mano temblorosa. El miedo, la ira y el sentimiento de insuficiencia hacen que su arte sea más transparente. Hacen que su obra sea un vistazo a su alma.

Un artista debe aprovecharse de su propio dolor para hacer arte.

Se deja llevar tanto por sus emociones vividas que cuando se voltea a ver la ventana nota que ya es de noche.

Callahan está tirado en el suelo, aparentemente dormido. Le sorprende que no se haya ido aún.

Deja sus pinceles sobre el banco y se acerca a examinar al chico de cabellos castaños.

Lo sacude suavemente por el hombro hasta que lo ve abrir los ojos.

—Lo siento.

El chico solo se levanta y vuelve a sentarse a pintar. George lo sigue para darse con la sorpresa con el hermoso detalle de su pintura. No había palabra que describiera la belleza de esa obra. Definitivamente ese era un pase directo incluso para la escuela de arte más prestigiosa, pensó George.

Callahan saca su celular y escribe algo rápidamente antes de mostrárselo.

"Ve a casa. Ya es tarde"

George igualmente le escribe desde su celular en respuesta.

"¿Y tú?"