Capitulo uno

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— Papi ¿Me cuentas nuevamente su historia? — El pequeño niño de cabellos blancos entró hasta mi despacho y suspiré mirando a mi esposo. Draco negó suavemente y se encogió de hombros, volviendo inmediatamente a su trabajo. — Buenas noches, papá. 

— Buenas noches, Cariño. — Draco le saludó, enviándole un beso. Jerome se rio, fingiendo atrapar el beso y ponerlo en su pecho.  Sonreí resignado y me levanté para tomar a Jerome en brazos y llevarlo hasta la habitación que comparte con su hermano dentro del castillo.

— ¿En qué parte nos quedamos la última vez? — Pregunté poniéndolo nuevamente dentro de la cama de su hermano gemelo. Jeremiah permanece profundamente dormido. A diferencia de su hermano es más tranquilo.

— Desde el principio, Papi, antes de que Gideon interviniera.

Sonreí totalmente orgulloso. Tiene 5 años y entiende perfectamente cada palabra de nuestra historia.

— ¿Después de que te cuente la historia de "Como debía de ser" prometes dormirte? — Pregunté suavemente.  Jerome hizo un tierno puchero y besé su nariz, haciéndole olvidar su berrinche. Él asintió, metiéndose entre los brazos de su hermano.

— Empecemos.  — Me acerqué más a ellos, viendo como Jeremiah se removía un poco y abre sus grandes ojos grises. Bese su frente y medite un poco para saber cómo empezar.

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En las sombras del mundo mágico, emergió un hombre de la generación de Harry Potter, un sangre pura destinado a la oscuridad del anonimato familiar. Aunque su linaje rezumaba pureza, la falta de renombre no le causaba inquietud; prefería ser un espectro en un mundo mágico donde la fama era la moneda corriente.

A lo largo de los años, este observador oculto presenció cómo Harry Potter, el Niño que Vivió, se convertía en una marioneta de fuerzas invisibles. Era un ballet trágico ver cómo Harry, guiado por su inocencia y anhelo de aceptación, se dejaba manipular, como un títere en manos de sombras imperceptibles.

Las lágrimas de Draco Malfoy, otro actor en esta tragedia predestinada, también formaban parte del cuadro. Draco, al igual que Harry, estaba encadenado a una vida urdida desde su nacimiento, sin la opción de rebelarse contra un destino preconcebido.

La brecha entre los dos protagonistas se ensanchaba con cada estación, a pesar de la atracción innegable que los unía. Para este observador, estaba claro que estaban destinados a grandes gestas juntos, una verdad que escapaba a la comprensión de dos adolescentes de dieciséis y diecisiete años.

En la penumbra, alguien tejió un velo para separar a Harry y Draco, a pesar de la conexión que compartían. Fue testigo del conflicto entre ellos en bandos opuestos, del nacimiento de un amor truncado por la muerte de uno y la transformación del otro en un destructor.

Cuando decidió intervenir utilizando el giratiempo, la intención era sencilla: retroceder unos años y evitar la muerte del rubio de ojos grises. Pero el tiempo, astuto como un hechizo caprichoso, lo llevó muchas generaciones atrás. Se hizo una promesa a sí mismo: ser fuerte, influir, trabajar incansablemente para elevar el estatus de su familia y, sobre todo, guiar a Harry Potter y Draco Malfoy hacia el destino que les esperaba.

En 1991, su descendiente Arthur Rodolphus Marchuk, heredero de la importante familia Marchuk, de quienes todos habían oído hablar, pero pocos tenían el privilegio de verlos, entró a Hogwarts con la única misión de su abuelo fallecido, poner todo en su lugar....

🍃Como debía de ser 🌿| Harry Potter y Draco Malfoy.[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora