capitulo once

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Cuando recobré la conciencia, me encontré en la enfermería de Hogwarts. La luz tenue de las velas iluminaba la habitación, y las cortinas alrededor de mi cama estaban cerradas para dar cierta privacidad. Hermione y Ron estaban de pie junto a mí, sus rostros reflejando alivio al verme despertar.

—¡Arthur, estás bien! —exclamó Hermione, abrazándome con fuerza.

Ron asintió, aunque su expresión aún estaba marcada por la preocupación.

—¿Qué pasó? ¿Dónde está el troll? —pregunté, recordando la situación caótica en el tercer piso.

—El troll fue derrotado. Snape y los demás profesores se encargaron de él. Pero... tú... —Ron titubeó, sin encontrar las palabras adecuadas.

Hermione tomó la palabra. —Fue Quirrell. Te atacó y mencionaste algo sobre la piedra filosofal antes de desmayarte.

Mis recuerdos regresaron de golpe. La advertencia de Quirrell sobre la piedra filosofal resonó en mi mente. ¿Por qué estaba tan preocupado por eso? ¿Qué significaba?

—¿Dónde está Draco? —pregunté, sintiendo una preocupación inmediata por mi amigo.

Hermione intercambió una mirada con Ron antes de responder.

—Está bien. Fue atendido en la enfermería también. Snape y Dumbledore se aseguraron de que estuviera estable.

Me senté, aun sintiéndome débil, pero ansioso por obtener respuestas.

—¿Qué pasó con Quirrell? ¿Dónde está ahora? —pregunté, mirando a mis amigos en busca de información.

—Desapareció. Cuando te desmayaste, parecía haber perdido el control. Snape y Dumbledore lo detuvieron, pero logró escapar. Nadie sabe exactamente a dónde fue. —Ron explicó, frunciendo el ceño.

La idea de que Quirrell hubiera escapado con la amenaza de la piedra filosofal rondando me llenó de inquietud. Tenía que descubrir más sobre lo que estaba sucediendo.

—Necesito hablar con los chicos. Necesito saber más sobre la piedra filosofal y por qué Quirrell estaba tan desesperado por ella. —declaré, decidido a desentrañar el misterio.

Después de salir de la enfermería, Ron, Hermione y yo buscamos a Harry, Neville y Draco por todo el castillo. Finalmente, los encontramos en la sala común de Gryffindor, donde nos contaron lo que sucedió mientras yo estaba inconsciente.

—Quirrell estaba desesperado por la Piedra Filosofal. Parece que estaba trabajando para alguien más, alguien muy oscuro. —explicó Harry, con una expresión seria.

Draco asintió, añadiendo detalles sobre cómo Quirrell había intentado usar la vulnerabilidad de la Piedra Filosofal para traer de vuelta a Voldemort, el mago tenebroso que todos pensábamos que había sido derrotado años atrás.

—Teníamos que hacer algo. —intervino Neville, con determinación en su voz. —Así que decidimos enfrentar las pruebas que Fluffy, el perro de tres cabezas guardaba.

—¡Y vaya que fue una aventura! —agregó Harry, con una sonrisa emocionada.

Intrigado, les pedí que compartieran los detalles de su valiente odisea. Se turnaron para relatar la serie de pruebas mágicas que enfrentaron para llegar a la Piedra Filosofal y evitar que Voldemort la obtuviera.

Primero, enfrentaron un juego de ajedrez mágico, donde las piezas cobraban vida y lanzaban hechizos. Ron, con su habilidad táctica, describió cómo dirigió el juego para permitir que los demás avanzaran.

—Fue como jugar ajedrez de verdad, pero con mucho más en juego. —comentó Harry, con orgullo en su voz.

Luego, Draco tomó la palabra para narrar la prueba de las llamas verdes, donde tenían que atravesar un muro de fuego mágico. Contó cómo encontraron una manera de apagar las llamas y avanzar al siguiente desafío.

🍃Como debía de ser 🌿| Harry Potter y Draco Malfoy.[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora