Capítulo sesentaycinco

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⚠️ Advertencia: Capítulo largo.

Final: (2/3)

Capítulo dieciséis: La trinidad divina y la oscuridad de la Luna.

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Primera línea de tiempo

Gideon Marchuk, 1996 - sexto año.

Estaba medio dormido en la torre de astronomía, envuelto en el suave abrazo de la noche estrellada, cuando un sonido estridente me sacó de mi ensueño. Mis ojos se abrieron de golpe y me incorporé, buscando el origen del ruido. En la entrada de la torre, divisé a Draco Malfoy, apoyado en la orilla y sollozando desconsoladamente.

Su llanto era tan desgarrador que sentí un nudo en la garganta, un extraño pesar que nunca antes había experimentado por él. Observé cómo Draco levantaba la mirada, revelando unos ojos grises húmedos y mejillas enrojecidas por el llanto. Algo en su mirada me hizo sentir inquieto, como si mi magia estuviera reaccionando de alguna manera a su presencia.

— Sálvame, Otoc —susurró Draco a la Luna, con el ceño fruncido y una angustia palpable en su voz.

El hormigueo recorrió todo mi cuerpo, dejándome perplejo. ¿Cómo sabía Draco mi nombre real? ¿Quién era realmente él? Antes de poder reaccionar, Draco se levantó rápidamente y salió de la torre, dejándome con más preguntas que respuestas.

Estaba a punto de seguirlo cuando un nuevo sonido me detuvo en seco. Alguien entraba casi a tropezones, tropezando con sus propios pies y vomitando en el suelo. Era Harry Potter, pero algo no estaba bien. ¿Estaba borracho? ¿Drogado? ¿Quizás ambas cosas?

Harry, con una actitud torpe y risueña, se acercó tambaleándose hacia la barandilla y trató de alcanzar la Luna con sus dedos.

— No me gusta la tierra. Ayúdame —murmuró, con una voz entrecortada por la risa.

Mi mente daba vueltas intentando entender lo que estaba sucediendo. ¿Qué estaba pasando con Draco y Harry? Y lo más importante, ¿cómo podía ayudarlos?

Así fue que empecé a fijarme más en ellos.

Primera línea de tiempo

Gideon Marchuk, 1999-2000

La sudadera que llevaba puesta me protegía del frío que se filtraba entre los escombros y los restos de lo que alguna vez fueron edificios majestuosos. Los vaqueros grises muggles se adherían a mis piernas con cada paso que daba, recordándome que ya no éramos magos orgullosos, sino sobrevivientes en un mundo desolado.

Las calles estaban marcadas por la destrucción, con grietas en el pavimento y escombros dispersos por doquier. Las paredes estaban salpicadas de pintadas aterradoras que proclamaban la supremacía de Potter y el terror que infundía su régimen. Los cielos grises y nublados parecían estar en sintonía con el estado de ánimo sombrío que se cernía sobre nosotros. No había sol que iluminara nuestro camino, solo una oscuridad opresiva que envolvía todo a su paso. Los niños que presencié apedreando a su compañero estaban desprovistos de cualquier atisbo de inocencia. Sus rostros estaban endurecidos por la crueldad y el odio, reflejando la brutalidad que habían aprendido en un mundo donde la compasión era una debilidad. Los gritos desgarradores del niño que estaba siendo apedreado perforaban el aire, mezclándose con el sonido sordo de las piedras chocando contra su cuerpo indefenso.

🍃Como debía de ser 🌿| Harry Potter y Draco Malfoy.[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora