Capitulo catorce: Everett
(Hermione Granger)
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Me encontraba atrapada en un torbellino de escenas confusas, como si estuviera viendo mi vida desplegarse en una serie de imágenes fugaces. En una visión, me vi a mí misma jugando con dos niños idénticos, cuyos rasgos reflejaban los míos de una manera sorprendente. Uno tenía el pelo negro como la noche y unos ojos morados llenos de curiosidad, mientras que el otro lucía un cabello blanco como la nieve y unos ojos azules tan profundos como el océano.
Los niños reían y correteaban a mi alrededor, repitiendo mi nombre con una alegría contagiosa: "¡Elaia! ¡Elaia!". Cada vez que lo escuchaba, una sensación de extraña familiaridad se apoderaba de mí, como si esos niños fueran una parte de mí que había estado olvidada o perdida en algún lugar de mi mente.
Intenté comprender el significado de aquellas escenas, pero la confusión nublaba mis pensamientos, dejándome sin respuestas. ¿Quiénes eran esos niños? ¿Por qué me llamaban Elaia? ¿Qué conexión tenían conmigo? Las preguntas se agolpaban en mi mente, sin encontrar una respuesta clara.
Mientras observaba aquella escena en la visión, sentí una mezcla de emociones que me abrumaban: curiosidad, desconcierto, pero también una extraña sensación de calidez y conexión. Era como si esas imágenes estuvieran tratando de decirme algo importante, algo que había estado oculto en las profundidades de mi ser durante mucho tiempo.
Con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho, seguí observando las escenas que se desarrollaban ante mis ojos, buscando desesperadamente una pista, un indicio que pudiera ayudarme a entender quiénes eran esos niños y cuál era su relación conmigo.
———
La escena era un cuadro de ensueño, como si hubiera salido de las páginas de un libro de cuentos. El prado rebosaba de colores vivos y las flores ondeaban al compás de la suave brisa, mientras el cielo cambiaba de tonalidad con cada instante, pintando un espectáculo celestial ante mis ojos. Los niños, vestidos con túnicas que parecían tejidas con hilos de luz, corrían y reían, llenando el aire con su energía contagiosa. Los ojos morados del niño de pelo negro brillaban con curiosidad, mientras que los ojos azules del niño de pelo blanco reflejaban una sabiduría que parecía trascender su corta edad.
Al acercarme, percibí la tensión en el aire, el conflicto sutil entre los hermanos. Otoc, con su pelo blanco como la nieve, parecía sumido en un dilema interno, mientras que Everett, el niño de pelo negro, observaba con una mezcla de tristeza y preocupación.
— ¡Elaia! ¡Elaia! —gritó Everett, corriendo hacia mí con los brazos abiertos.
— ¡Hola, Everett! —respondí con una sonrisa, sintiendo un cosquilleo de alegría al verlo.
Nos sentamos juntos en un rincón del prado, admirando la vista panorámica del reino de los dioses extendiéndose ante nosotros. Los colores vibrantes y los paisajes impresionantes parecían cobrar vida ante nuestros ojos, recordándonos la grandeza y la belleza del mundo en el que vivíamos.
— ¿Estás bien, Otoc? —pregunté, notando su expresión sombría.
— Sí, estoy bien. Solo... pensando en algunas cosas —respondió Otoc, desviando la mirada.
— ¿Qué te pasa, hermano? —inquirió Everett, poniendo una mano sobre el hombro de Otoc.
— Es solo... no sé si quiero asumir el papel de dios supremo junto a ustedes —confesó Otoc, con una mirada llena de dudas.
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🍃Como debía de ser 🌿| Harry Potter y Draco Malfoy.[1]
FanfictionEn las sombras del mundo mágico, un heredero de sangre pura, desafiando el anonimato familiar, observa cómo Harry Potter y Draco Malfoy se convierten en marionetas de fuerzas invisibles. La tragedia predestinada entre los dos protagonistas se desenv...