🍃Como debía de ser 🌿| Harry Potter y Draco Malfoy.[1]

Dombludore

El frío me envuelve antes que cualquier otra sensación, como si fuera parte de mi piel, un frío húmedo y penetrante que me cala hasta los huesos. No entiendo dónde estoy. Mi cuerpo está rígido, como si no me hubiera movido en años, como si cada músculo hubiera olvidado cómo funcionar. Quiero abrir los ojos, pero algo dentro de mí duda, como si temiera lo que voy a encontrar.

El aire es denso, cargado con un olor a humedad y metal. Cuando intento moverme, un dolor agudo se dispara por mi costado, haciéndome jadear. Apenas puedo respirar. Me siento atrapado, enredado en mi propio cuerpo. Entonces, lentamente, abro los ojos. La oscuridad me recibe. No hay luz, ni siquiera un pequeño rayo. Parpadeo, tratando de acostumbrarme, pero la oscuridad es completa, sofocante. Me doy cuenta de que no llevo nada puesto, estoy completamente desnudo, expuesto al frío cortante que parece no tener fin.

Intento moverme otra vez, pero mis movimientos son torpes, como si mi propio cuerpo se resistiera. Hay algo en mi pie que tira de mí. Con un esfuerzo que me cuesta casi más de lo que tengo, muevo mi pierna derecha y siento un peso que no debería estar allí. Entonces lo escucho, el sonido de metal chocando contra el suelo. Bajo la vista y, aunque no puedo ver con claridad, lo siento: una cadena gruesa rodea mi tobillo, pesada y rugosa, clavándose en mi piel. La arrastro un poco, el sonido raspa mis oídos, y un escalofrío de desesperación me recorre la columna.

El dolor sigue ahí, ahora más claro. Mi cuerpo entero duele, cada centímetro. Es un dolor que no se va, como si hubiera sido parte de mí por tanto tiempo que me había olvidado de él. Mis muñecas están adoloridas, mi espalda está rígida y mis pies apenas responden. Todo está cubierto por esa capa de dolor sordo, que me dice que he estado aquí mucho más tiempo del que puedo comprender.

Estoy confundido al principio. Mi mente se siente borrosa, como si algo estuviera fuera de lugar. No sé por qué estoy aquí, ni siquiera sé cuánto tiempo ha pasado. Pero entonces... poco a poco, los recuerdos empiezan a regresar. No ha sido solo una noche. Han sido años. He estado atrapado aquí durante tanto tiempo que la noción del tiempo ha dejado de tener sentido para mí. No sé cuándo fue la última vez que vi la luz del día. Mis días se han desvanecido en un ciclo interminable de oscuridad, dolor y soledad.

El frío se siente familiar ahora, como un viejo enemigo que nunca me ha dejado. Estoy atrapado en este lugar, donde la luz nunca llega, donde mi piel nunca siente el calor del sol. Me duele el pecho al darme cuenta de cuánto tiempo ha pasado. No debería recordar. Pero lo hago.

De repente, entre el dolor y el frío, algo cálido y familiar cruza mi mente. Una risa suave, cristalina, llena el aire, un sonido que corta la oscuridad como un rayo de luz en medio de la tormenta. Esa risa... la reconozco. Lo veo frente a mí, mi niño, con el cabello blanco como la nieve, tan brillante que ilumina el espacio a su alrededor. Tiene esa sonrisa angelical que siempre me hacía sentir completo, seguro. Sus largas pestañas se bajan delicadamente sobre sus mejillas pálidas, que están suavemente sonrojadas por el frío.

Mi corazón se acelera al verlo. El amor de mi vida. Todo lo que alguna vez fue bueno, todo lo que alguna vez me dio esperanza, está justo frente a mí. Quiero moverme, extender mis brazos hacia él, envolverlo, sentir su pequeño cuerpo cálido contra el mío. Trato de alcanzar esa luz, de escapar de la prisión de dolor en la que estoy atrapado. Pero cada movimiento es un tormento, cada intento de levantarme es aplastado por el peso de mi propio cuerpo.

—Por favor... —susurro, mi voz rasgada, débil.

Quiero abrazarlo, quiero besar su frente como lo hacía antes. Pero él se aleja. La luz que lo rodeaba, que me había dado un destello de esperanza, comienza a desvanecerse. Trato de seguirlo, pero mi cuerpo no responde. El dolor me arrastra de nuevo, mis extremidades se niegan a moverse. Grito su nombre en un susurro desgarrador, pero mi voz se apaga, absorbida por la oscuridad.