🍃Como debía de ser 🌿| Harry Potter y Draco Malfoy.[1]

Capitulo cuarentayocho: Final P.1

Advertencia:
Capítulo largo

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—No te preocupes, príncipe. Yo me encargo de él, tú ve a ver cómo están ellos, se que te mueres por saber cómo están.

Blaise yase completamente desnudo en el suelo de la sala común, atado de manos, pies y una cinta adhesiva cubre su boca para que no diga nada. Todo el que entra se divierte con la vista.

Es toda una vergüenza después de que Luna lo golpeara incansablemente por varios minutos, nunca la había visto tan enojada ni en esta ni en mi otra vida

La miré con duda y ella sonrió suavemente.

—De verdad.—Insiste ella, entrecerrando sus ojos hacia mí.

—Está bien. —Sonrió involuntariamente mientras salgo de la sala común.

A la entrada del castillo me encuentro con Draco, quien me dedica una pequeña sonrisa, como si nada de lo que pasó hace una horas hubiese sucedido en realidad.

— ¿Ya terminó la celebración? — Pregunta al llegar junto a mí. Lo miro con los ojos entrecerrados, completamente confundido.

—¿Y Arth? Él salió a buscarte.

—No lo se. Seguramente esté con el príncipe Noah.— Se encogió de hombros, desinteresado. —¿Queda suficiente cerveza de mantequilla?

Iba a alejarse, pero lo tomé del brazo.

—Draco ¿Donde esta Arth?

— ¡Ya te dije que no lo sé! —Se deshizo de mi agarre, su respuesta sonando demasiado agresiva.

—¿Que pasó con tu padre? —Pregunté evaluando su expresión. Él no cambio nada en su rostro, lo cual fue demasiado extraño.

—Solo hablamos, ya sabes cómo es él. Me dio un sermón y ese montón de mierdas.— Se estremeció. —¿Vas a entrar o no? Tengo hambre.

— Yo... Yo iré a buscar a mi luna.

—Está bien. —Contestó con una sonrisa. —Entonces nos vemos adentro.

Dicho eso, continuó caminando elegantemente hasta dentro. Miré al cielo suspirando, las nubes grises nublan todo y ya es de noche, aunque aún faltan unas horas para que esté de noche a la hora habitual.

No me costó mucho encontrarlo, también volvía hacia el castillo. Su cabello está desordenado y se frota los ojos. Lo detengo antes de que caiga al suelo, se nota demasiado cansado.

— ¿Arth?

— Estoy cansado. —Murmuró con voz adormilada e ida.

—¿Que pasó?

— Nada, solo tengo sueño. —Me regaló una sonrisa soñolienta. Se ve adorable con un ojo entrecerrado y su puño frotando el otro.

— No mientas, hace rato viniste a buscar a Draco porque... —Me detuve. —¿Por que estás tan casando?

—Draco, él... — Se recostó contra mí. Lo sostuve con ambos brazos.

—¿Que hizo él? —Pregunté suavemente, pero no hubo una respuesta. Lo que recibí a cambio fueron unos suaves ronquidos. — ¿Te dormiste? —Pregunté sintiéndome un idiota.

Cargué a Arth hasta la habitación que compartimos, donde lo acosté en medio de la cama. Quité su túnica y calcetines, para después arroparlo. Me aseguré de que respirara, porque duerme como un verdadero tronco, como si estuviese muerto.