🍃Como debía de ser 🌿| Harry Potter y Draco Malfoy.[1]

Capitulo treintaycuatro

En la oscuridad total, mi cuerpo yace inmóvil, como si estuviera atrapado en un abrazo invisible que aprieta con desesperación. La tierra susurra a mi alrededor, un eco sutil pero persistente que parece anunciar un destino ineludible. Siento una presión agobiante, como si las sombras mismas quisieran sellar mi existencia en este rincón oscuro y sin esperanza.

Cada intento desesperado por moverme se convierte en un enfrentamiento con la propia tumba que me envuelve, una lucha desigual contra la fuerza implacable de la tierra que me aprisiona. Los latidos de mi corazón resuenan de manera amortiguada, como un recordatorio constante de la vida que alguna vez palpitó en mí, ahora relegada a un eco distante que se desvanece en la oscuridad.

Rayos de luz, tenues y lejanos, se filtran con lentitud a través de la tierra, pero en lugar de ser un alivio, intensifican la opresión. La frontera entre mi cuerpo y la tierra se desdibuja en una confusión abrumadora, mientras la conciencia de mi propia inmovilidad se convierte en una cadena que aprieta sin piedad.

La frialdad de la tierra se adhiere a mi piel, una sensación gélida que insinúa el abrazo eterno de la muerte. Mis pensamientos se enredan en un laberinto de dudas, mientras lágrimas invisibles brotan en un río silencioso que se confunde con la oscuridad circundante. ¿Estoy vivo o muerto? ¿Es este un sueño o una pesadilla que se entrelaza con mi realidad?

La angustia se vuelve palpable, como sombras que se aferran a mi ser, susurros inaudibles que inundan mi mente. En la eternidad de este sepulcro onírico, la desesperación crece hasta convertirse en un grito mudo que se ahoga en la negrura, dejándome atrapado en un tormento interminable que amenaza con desgarrar mi alma, mientras lágrimas se mezclan con la tierra que me envuelve.En la oscuridad opresiva, mi desesperación crece como un nudo en mi garganta, la angustia me envuelve y me asfixia. Intento moverme con más fuerza, pero la tierra parece cerrarse sobre mí, como si quisiera tragarme por completo. Los latidos de mi corazón retumban en mis oídos, marcando un compás desesperado.

Rayos de luz tenue titilan ante mis ojos, pero en lugar de aliviar, aumentan mi terror. La frontera entre mi existencia y la tierra se vuelve más difusa, y la sensación de estar atrapado alcanza un punto de no retorno. La frialdad de la tierra se convierte en un abrazo que amenaza con congelar mi alma, mientras mis pensamientos se pierden en un laberinto de oscuridad.

De repente, en medio de mi pánico, una sensación cálida me envuelve. Algo suave, reconfortante, como unos brazos protectores que disipan la oscuridad. La opresión se desvanece, reemplazada por una calma que se extiende lentamente. En ese instante, la negrura se disipa, y me encuentro rodeado de una luz suave y tranquilizadora.

Pero, justo cuando la paz parece instalarse, un tirón brusco me sacude con violencia. La calma se desvanece de golpe, y abro los ojos de golpe. Ahí, frente a mí, unos ojos azules luminosos e hipnotizantes me observan con intensidad. La transición de la pesadilla a la realidad es abrupta, y durante unos momentos, mi mente lucha por comprender lo que está sucediendo.

Mis ojos se llenan de lágrimas, y siento que el corazón aún late con fuerza en mi pecho. La confusión se mezcla con el alivio, pero el miedo persiste en mis pensamientos intrusivos. Lloro, no puedo evitarlo. La sensación de vulnerabilidad me abruma, y las lágrimas caen como un torrente liberador.

- Ya estás bien,tranquilo. Eres muy valiente. - Unos brazos me arrullan y siento absoluta paz. En miedo se va y tengo mucho sueño.

Pierdo el conocimiento una vez más y cuando estoy consciente nuevamente no abro los ojos. Siento como si los tuviese llenos de arena y tengo la garganta seca.

Estoy envuelto en una manta calentita y unos brazos reconfortantes me sostienen. Siento como nos movemos lentamente con cada paso que da. Puedo oír su respiración tranquila. Pero aún no puedo abrir los ojos.