[Cap. 01]

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Ya pasaron dos años en los que estoy en el aquelarre del emperador, aunque era bastante aburrido y prefería saltarme las misiones ya que optaba por ir a caminar por ahí, el guardia dorado no me dijo nada todavía, y es mejor que no lo haga, ya que me da mucho miedo, de estos 24 meses que estuve aquí, no pude cruzar ni una sola palabra ya que esa persona era muy fría y "nunca tenía tiempo para hablar".

Hasta que hoy me lo encontré, él iba caminando solo en los pasillos y yo me había esfumado de una misión grupal como de costumbre. Siempre me dio curiosidad saber cómo era el guardia dorado en todos los aspectos; cómo sería sin aquella máscara dorada... Yo creo que es como un príncipe, alguien rubio con ojos claros y una dulce sonrisa, alguien coqueto y bastante rudo y fuerte cuando folla... Espera, se supone que no debo pensar esas cosas sabiendo que es mi jefe y más sabiendo que yo tengo novio, Jerbo. Titán, lo extraño mucho, solo lo puedo ver cuándo tengo vacaciones que es una sola vez al año.

Tengo 16 años, y se supone que a esta edad debería estar saliendo con amigos y hacer cosas con mi novio, no estar en un castillo en el que me dan misiones en las que la mayoría estuve al borde de la muerte. Eso me hace acordar la vez en la que fui a mi primera misión riesgosa y casi muero, estuve internado en la enfermería del castillo por 2 meses por graves lesiones y quemaduras de segundo grado...

Volviendo al presente... Ahora estoy caminando detrás del guardia dorado, esperando poder entablar alguna conversación, pero él oyó mis pasos y se volteó a verme, dando un grito de susto.

—Idiota...—. El guardia dorado me insultó, un nuevo avance. Mi primera palabra cruzada con él fue un insulto, genial —Bueno, no te asustes...—. Dije, dando una pequeña corrida para alcanzar al guardia dorado, a través de los huecos que daban a los ojos de él pude notar en sus ojos el odio que me tenía. Me asusta, ya que no le hice nada, no podía odiarme solo porque sí... Soy un encanto, y alguien estúpido me odiaría.

—Bueno la próxima vez tápese la cara si no desea asustarme—dijo el guardia dorado con frialdad, se cruzó de brazos y me miró fijo, por unos segundos pude ver con más claridad el color magenta que escondía esa máscara, me quedé en silencio unos minutos y moví la cabeza para todos lados al volver a la realidad, sus ojos quedaron impresos en mi mente y cuando reaccioné, el guardia dorado se había ido.

Fruncí el ceño al no verlo más, pero no podía hacer nada al respecto.

Suspiré y volví a mi cuarto, llevándome un susto al ver a alguien de piel blanca pálida y cabello castaño. Sentí como mi rostro ardía, y supuse que era un sonrojo por ver a mi novio —¡Jerbo! ¿Qué haces aquí? Titán, te extrañé mucho—Jerbo parecía serio, eso me resulta raro ya que nunca se lo veía así. Cerré la puerta con seguro para asegurarme de que nadie venga, ya que en el castillo del emperador se impedía traer invitados o cosas así. Coloqué una de mis manos sobre la mejilla de mi pareja y lo miré con preocupación.

—¿Te hicieron algo...? —Le pregunté, Jerbo evitaba verme a los ojos y eso me ponía más nervioso, mis dos manos agarraron las mejillas de él y lo sacudí un poco para que me conteste, parecía fuera de sí. Suspiré un poco tenso y le di un rápido beso en los labios, y por fin reaccionó, aunque me miró entristecido. ¿Hice algo malo?

—Edric... podemos hablar? — Sus palabras resonaron en mi mente y asentí con la cabeza, ya sintiendo un nudo en el estómago por los nervios. —¡Claro! ¿Qué pasa? — Pregunté optimista y ocultando mis nervios. Jerbo se sentó en los pies de mi cama y yo lo seguí para sentarme a la par de él.

—La desaparición de mi padre... C-Creo que es mi culpa...— Exclamó mi novio, su voz se cortó al hablar y no dudó en romper el llanto. No supe cómo reaccionar y solo pude abrazarlo. Me duele ver a la persona que más amo en este estado y me encantaría poder quitar todo su dolor y transferirlo a mí. Sentí cómo mi hombro se mojaba por las lágrimas que mi novio soltaba, verlo en este estado me partía en mil pedazos y me daban ganas de llorar a mí también, pero debía verme fuerte para él y ayudarle como sea. Él no quiso hablar más, según él, temía que me moleste por desahogarse desahogue, le expliqué unas mil veces que no me molesta por nada en el mundo pero su negativa mente no puede aceptar aquello.

Siguió sin querer desahogarse, por lo que no lo iba a presionar ya que no me gusta obligar a la gente a hacer algo. Decidí poner un poco de música lenta y posé una de mis manos sobre la cintura de mi novio y a la otra la reposé en la espalda de mi novio, del lado del omóplato izquierdo. Jerbo me miró confundido y con unos ojos rojos e hinchados de tanto llorar. —Bailemos un poco... ¿Sabes bailar Vals? —Le pregunté y negó con la cabeza un poco tímido, yo sonreí levemente y comencé a moverme con lentitud hacia mis costados; dos pasos hacia la izquierda, otros dos hacia la derecha. Luego hice que Jerbo haga un giro completo sobre sí mismo y ahí ya me siguió el ritmo.

Ambos bailábamos el vals al compás de la música, una canción que hablaba de amor y para rematar era lenta... Podía sentir la mirada de Jerbo sobre mis labios y eso me ponía un poco nervioso. Cuando la música paró dio paso a una canción que hablaba de temas relacionados a "hacer el amor". Noté cómo la mirada de Jerbo pasaba a ser una más pícara y con lentitud me llevaba contra la pared, acorraándome contra ella, mis mejillas estaban calientes e iniciaba a tener calor— A ver, a ver... Qué pasó?—Pensé mientras no encontraba a él cómo pasamos de bailar vals a estar al borde de sacarnos todas las ganas...

Sentí cómo las manos de Jerbo se deslizaban bajo mi uniforme de guardia y se posaban en mi cintura, él se inclinó hacia mi cuello comenzando a besarme esa zona con pasión, se sentía bastante bien sentir esos besos después de tanto tiempo, la capa color blanca fue retirada por mi novio que la tiró al suelo y seguido lo que quedaba de túnica hasta dejarme solo con el pantalón de chándal junto con las botas que eran parte de mi uniforme.

Ladeé mi cabeza hacia un lado para dejar más espacio y Jerbo continuaba dejando esos besos calientes a tal punto de dejar chupones. Se deslizó hacia mi pecho ligeramente marcado; estos 2 años en el aquelarre del emperador he hecho mucho ejercicio por lo que algunas partes de mi cuerpo están marcadas y me veo más "musculoso".

Creo que a Jerbo le gustaba que mi cuerpo luzca de esa forma, y estaba en lo correcto. Me tomó las muñecas y las alzó sobre mi cabeza para sostenerlas contra la pared, quedé completamente indefenso, la música seguía sonando y cada vez se tornaba más lujosa al igual que el momento íntimo que pasaba con Jerbo; la música frenó de repente y un carraspeo sonó junto al estéreo; el guardia dorado estaba dentro de mi habitación y vio lo que estaba por hacer con mi pareja, iba a recibir un castigo...

Jerbo se espantó al ver aquel guardia de mayor rango y escapó, y me pareció raro que mi jefe lo haya dejado irse. Mi torso desnudo estaba expuesto y nomás miraba al guardia dorado con una torpe sonrisa. —Jeje... ¡Hola! —

⌇˚.༄ #◞ . ‧₊◜·°˖˚♡ !! ✧ 🔞⌇# α ₊ ୭̥⋆*。 › ˎˊ˗

¿Golden Guard..?// GoldricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora