[Cap. 14]

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Mi mente no dejaba de pensar, sentía una enorme presión en el pecho y en las sienes, agarré mi penstagram entre lágrimas, y lo encendí para buscar de inmediato, fui a la sección de chats y busqué.

Llegué al chat de Jerbo, estuve por empezar a escribir y desahogarme, pero recordé que Jerbo había muerto hace unos meses, apreté el pergamino morado entre mis manos y vi ese último mensaje que me puso.

"T amo de+iado Ed, hasta mñn💖💕"

Las lágrimas de tristeza pasaron a ser de rabia, ¿Si tanto me amabas, por qué te mataste?

— ¡¿POR QUÉ LO HICISTE JERBO?! — Grité de manera inconsciente y me incorporé bruscamente, ya no sentía nada por él, apreté el puño y lo estrellé contra la pared, un ligero ardor invadió mis nudillos y di un gemido de dolor, miré mi puño y ví que ahora, en vez de estar de ese color pálido porcelana, estaba rojo intenso y con algunas marcas moradas, subí mi vista hasta la pared.

Una punzada invadió mi pecho y el aire se ausentó, apreté la mandíbula y le tiré otro golpe a la pared, mi puño traspasó la pared y formó un enorme agujero, me asusté y sequé rápidamente mis lágrimas con la manga de mi uniforme, me incliné para ver si estaba en uso esa habitación y abrió los ojos como platos, tumbándome hacia atrás al ver quién era, su tez morena y su cabello con rastas.

Ese desgraciado...

No sé cómo pasó de su habitación a la mía en sólo segundos, me crucé de brazos y lo miré fijo, mi sangre seguía hirviendo y aún tenía ganas de golpear a algo... O a alguien. A medida que él ajeno se acercaba a mí, se iba agachando hasta quedar a tan solo milímetros de mi entrepierna.

A mí no se me movió ni un pelo y solo me quedé viéndolo desde arriba, él posó sus manos sobre mi cadera, estuvo por bajar mis prendas hasta que le di un rodillazo en la barbilla —No me conoces, yo no te conozco... No quiero que vuelvas a acercarte a mí — Dije con un tono seco y se quedó en el suelo semisentado y mirándome, carcajeó burlonamente y se incorporó para volver a acercarse a mí, yo solo me alejaba y apretaba la mandíbula, la sangre me ardía más que antes.

—Tú eres Edric Blight, el segundo guardia más joven del aquelarre del emperador...—. ¿Segundo? ¿Quién era el primero? Me desconcentré un poco y abandoné mis pensamientos cuando sentí un dolor en mi espalda al chocar contra algo.

Ese "algo" era una pared, me quedé pegado a la pared y él me miraba con una mueca —Y yo soy Philip López... Ya nos conocemos, procedo a seguir~ no puedo aguantar las ganas que te tengo, Ed—. Él volvió a arrodillarse y puse mi pie en el pecho del moreno así empujarlo y alejarme corriendo, cual volvió a fallar.

Philip me jaló del pie y caí al suelo, por suerte logré poner mis manos antes de chocar contra el suelo y no golpearme, desgracia mía que tuve que caer boca abajo para no lastimarme pero sí me regalé un poco y es una ventaja de mi agresor. Me volteé lo más rápido que pude y me arrastré por el suelo. Mi enojo se había ido y ahora tenía un poco de temor por lo que me podría pasar.

— Philip, ¿qué estás haciendo? Le pregunté. Su carcajada se intensificó y se arrodilló para mirarme. —Bueno, Edric, me alegra que te hayas enterado de mi identidad. Pero si la pregunta es por qué te estoy persiguiendo, es bastante obvio. Quiero tenerte para mí. Para siempre. ¿No crees que sería algo lindo estar conmigo para siempre?

— Qué tortura — Dije sinceramente y quedándome semisentado en el suelo, mi contrario frunció el entrecejo y sacó una navaja — ¿Quieres que vuelva a tallar ese jodido y sexy cuerpo que tienes? — Me preguntó y solamente negué con la cabeza, el miedo aumentó cuando gateó hacia mí y yo me tumbé en el suelo, él andaba literalmente arriba mío solo que flexionado de brazos —¿Te gustaría dejar de acosarme?—. Le pregunté y traté de empujarlo o simplemente tratar de alejarme de Philip, era incómodo y deseaba salir lo más pronto de ese momento. Mi cara fue una mistura de confusión, irritación y disgusto mientras me miraba — No me importa quién eres ni lo que quieres de mí, déjame en paz — De pronto sentí unas manos sobre mi cadera y mi mente se llenó de pánico mientras intentaba empujar al tipo fuera de mí, no tenía tiempo para escuchar sus explicaciones y mucho menos para pensar en las razones de su obsesión — Suéltame — Ordené con voz dominante y el de tez morena no dudó en carcajear nuevamente.

— Rompiste mi pared, esto te va a salir caro Blight... — Exclamó con picardía y deslizó sus manos desde mi cintura hasta mis piernas, separándolas lentamente y relamiéndose los labios, me congelé al instante. Sentí asco y terror cuando sus dedos empezaron a moverse por mis piernas — ¡¿Qué te pasa?! ¿No ves que estoy tratando de quitarte las manos de encima? ¿Quieres que te demanden por acoso? No podía creer que eso estuviera pasando. Se encogió de hombros y sonrió.

—He visto cómo se te hace agua la boca al pensar en Hunter, no me gusta que te juntes con él. tú eres mío y de nadie más — Hizo una mueca que denotaba coquetería y sonrió de nuevo, acercándose más, sus labios estaban a milímetros de los míos, su boca olía a tabaco y eso me retorcía el estómago... ¿Quién era Hunter? ¿Así se llama el guardia dorado? No tengo tiempo para pensar en esas cosas ahora.

—No eres mi pareja como para darme órden... — Recibí una cachetada tan fuerte que supuse que mi rostro quedaría con una marca roja. Se arrodilló sobre mí e inclinó su cabeza para mordisquear suavemente el cuello, y yo solté un quejido y seguí luchando por separarme, pero no tenía mucha fuerza.

— Me tienes muy loco Edric... — Murmuró contra mi cuello y envió un escalofrío nervioso por todo mi cuerpo, rodeó mi cadera con sus brazos y me levantó para pegarme contra una pared, formándome a rodear mis piernas alrededor de él. Sentía la navaja rozarse con mis piernas y me ponía bastante ansioso.

— ¿PUEDES SOLTARME? — Grité y puse mis manos en su pecho y lo empujé, sin resultado alguno...

— ¡No pienso soltarte sabiendo que te gusta!

— ¡SOLO A TI TE GUSTA! — Grité molesto pero fui callado por un beso de lengua, puse una mueca de asco y abrí los ojos como platos, su lengua moviéndose dentro de mi boca me generaba nauseas — No puedes escapar, así que mejor relájate y disfruta — Dijo Philip y volvió al beso, moviendo su mano hasta su propia camisa y la desabrochó al mismo momento que se la bajaba, enseñando su torso moreno y un tanto esculpido. Volví a sentir cómo su respiración chocaba contra mi cuello y no pude evitar dar un gruñido cuando enterró sus dientes en mi piel.

— ¿NO ENTIENDES QUE NO LE GUSTA? MISERABLE INÚTIL —gritó una voz femenina, estaba tan nervioso con lo que sucedía ahora que ni oí que alguien entró a mi cuarto.

Philip me soltó bruscamente y se apartó de mí, y miraba a mi hermana gemela con una mueca seria por interrumpir ese momento que parecía estar buscando hace tiempo. Si yo pudiera controlar mis impulsos y le hubiera pegado a la pared, creo que ésto no estaría pasando...

Emira apuntaba a Philip con su dedo índice y preparándose para en cualquier momento realizar un hechizo, fue rápido hacia mí y se puso en frente de mí.

— Eres un asco de persona... — Dijo ella con frialdad y frunciendo el ceño. Se sonreía con una voz coqueta y seductora, sin importarle lo más mínimo que Emira se interpusiera en ese momento. — Perdón, pequeña. Esto es un asunto que solo puede interesarle a una persona, así que no te metas, ¡o si no!...—Mostró la navaja, y aunque no hizo algún movimiento amenazante con ella, sí que la agitaba en el aire para dar una idea de a lo que se arriesgaba Emira.

A mi gemela le importó un bledo y se abalanzó contra él para iniciar una pelea algo fuerte, yo me quedé perplejo, debía ir a ayudar pero no me podía mover por el shock, en ese momento entró una cuarta persona a la habitación...

⌇˚.༄ #◞ . ‧₊◜·°˖˚♡ !! ✧ 🔞⌇# α ₊ ୭̥⋆*。 › ˎˊ˗

¿Golden Guard..?// GoldricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora