[Cap. 12]

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Yo seguía adolorido en el suelo, mis ojos soltaban de manera inconsciente unas cuantas lágrimas, cerré los ojos y suspiré en un intento de gritar dado el dolor, sinceramente no lo soportaba, al final todos tenían razón, yo no puedo hacer una tarea bien, y que viviría fallandolas.
No me imagino en él cómo va a reaccionar el guardia dorado... Oh. Hablamos de él.

Soy un imán de desgracias.

Podré ser estúpido, pero no tanto. Oí unos pasos apresurados dirigirse hacia mí y al instante los reconocí como los del guardia dorado. A este punto ya me considero muerto en todos los sentidos. Seguro que iba a burlarse por haber fallado la misión y castigarme de alguna manera, o solo me golpearía...
— Mierda Blight... — Dijo al ver la palabra tallada en mi piel, que sangraba sin más, la palabra era visible dado a que al estar tallada con profundidad no se acumuló tanto la sangre entre las gruesas líneas y dejaban la frase ahí.

— Me voy a morir... — Dije, estaba seguro que iba a hacerlo, el dolor era más fuerte que yo, no podía seguir soportando este dolor. Solté un quejido y volví a romper en un llanto silencioso. No le deseo este dolor a nadie, no puedo mover el brazo ni para levantarme.

—No te morirás, no lo voy a permitir —exclamó el guardia dorado y pasó uno de sus brazos por debajo de mi sobaco, mientras que yo cubría sus hombros con mi brazo no herido, suspiré otra vez y solo me derrumbé hacia donde estaba el guardia dorado.
Me sostuvo fuerte y en cuestión de segundos me cargó en brazos, dejé que mi brazo colgara y al otro me ayudé a sostenerme de él. En cuestión de minutos llegamos al castillo y entramos a una habitación que no conocía, pero estaba cerca de mi cuarto.

El guardia dorado me tumbó en una cama bien tendida y me estiró el brazo con completa bruscidad. Un largo gemido adolorido se escapó de mis labios y mis mejillas se tornaron rosadas, pero mucho no se notaría dado a que tenía el rostro cubierto.
El guardia dorado alzó su máscara con completa confianza y miró mi brazo con esas palabras talladas, descubrió sus dedos de los guantes y acarició las heridas.

Ardía demasiado, tanto que solté un pequeño grito y unas cuantas lágrimas. Parecía no importarle mi dolor, como si fuera importante que alguien como yo sufra. Se alejó de mí y abandonó la habitación.

— Huh... — Dije y cerré fuerte los ojos, me dolía la cabeza y el pecho, me pasaba muy poco el aire. En cualquier momento me iba a desmayar, no podía soportar tanto dolor... Esas heridas eran demasiado profundas. Tuve que permitirme hacer la misión grupal, pero quería que vean mi potencial en el aquelarre sin ayuda de nadie.

Volví a lagrimear un poco y la puerta del lugar volvió a abrirse de golpe. Despegué los ojos para luego fijarlos en la persona que entró, quien era el guardia dorado.
Volvió a acercarse a mí y comenzó a abrir un pequeño maletín blanco con una cruz en el centro — Creo que si no fuera por mí, sería la cuarta vez en la que terminas en la enfermería — Dijo y empapó una toalla con alcohol etílico para pegarlo a mis heridas sin dar previo aviso. Abrí la boca y quise gritar por el ardor, pero mi contrario me cubrió la boca.

—No grites, que nadie te está matando —Murmuró con frialdad y yo nomás lo miré a los ojos, teniendo los míos completamente inundados en lágrimas, pero me costaba derramarlas. Sinceramente me dolía demasiado y no podía soportarlo, sacó la toalla y empezó a palmear la herida, viendo que ahora solo eran unas letras que lentamente volvían a aparecerle sangre por la profundidad del corte. — Deberías ser más cuidadoso Edric.

Me llamó por mi nombre.

Seguro que morí.

¿El guardia dorado llamándome por mi nombre y no por mi apellido? Creo que estábamos haciéndonos tan cercanos...

Recordé que yo no sé su nombre, parpadeé seguido un corto tiempo y mientras llenaba de desinfectante las vendas que iba a ponerme, le consulté — ¿Cuál es tu nombre? —. Me miró a los ojos y frunció el ceño; parecía molestarle ese tema.

— ¿Qué te importa?

—Pero ¿Vas a hablarme mal? Estábamos hablándonos bien todo este tiempo, y es más... Hasta nos hicimos más cercanos... Mis palabras fueron calladas con una repentina presión en mis heridas y volví a dar un grito ahogado.

— ¡AAAH! Que duela — Chillé porque estaba apretando demasiado mis heridas con dos de sus dedos, y de colmo era la más profunda.

—Entonces callate un poco —Había confianza, ¿podría hacerle una pequeña broma, no?

—Calleme— Le dije desafiante y él se inclinó tanto hacia mí que pude sentir su respiración, nuestros labios estaban solo a centímetros de tocarme y él apartó sus dedos de mis heridas, recorriéndolos por todo mi pecho.

Me quedé callado y me puse nervioso, esos ojos magentas lucían tan dominantes... Él bajó su mirada hacia mis labios y se inclinó más. Estaban a segundos de tocarse... Se alejó bruscamente y me miró con una sonrisa satisfecha.

Había logrado callarme y ponerme nervioso. —Listo, estás callado —murmuró con superioridad y se encargó de rodear mi antebrazo con las vendas. Me sentí humillado y sentí cómo todo mi cuerpo recibía una oleada de calor junto con un cosquilleo en el estómago.

— ...

—¿Te comió la lengua el gato? —Preguntó mientras se sentaba en los pies de la cama y me quitaba las botas a mí, fruncí el ceño mientras miraba hacia otro lado. Me negaba a hablar, mi propia broma había salido mal y solo terminé quedando humillado. Decidí semisentarme y examinar la habitación.

Era la habitación del guardia dorado, y la comisura de mis labios se extendió en una enorme sonrisa. —Qué linda sonrisa tienes, Blight— Volvió a decir mi apellido. Lo miré extrañado y él acarició mi mejilla. Volví a sentir que ardían demasiado y suspiré nervioso.

A medida que me hago más cercano al guardia dorado, el suicidio de Jerbo me duele menos y mi amistad con ese rubio cada vez es más grande.

—¿Quieres quedarte a hacer reposo aquí? Yo iré a terminar tu misión —Yo negué con la cabeza y me levanté, estaba dispuesto a ir a ayudarlo, después de todo era mi misión y yo debía de encargarme de hacerla.

—Te acompañaré, ahora puedo tomarme una poción y quizás se me disminuya el ardor así puedo realizar algún hechizo ya sea de defensa o algo.

Él me dedicó una sonrisa y yo no pude evitar sonrojarme más, vi ese adorable espacio entre sus dientes y morí de ternura.

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¿Golden Guard..?// GoldricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora