[Cap. 13]

140 20 3
                                    


------------------------------------------------------------

— Tus ropas caen, lentamenteee... — Yo cantaba mientras tenía mis brazos rodeando la cintura del guardia dorado por detrás de él, y ambos estábamos volando por las islas hirvientes con su bastón de magia artificial para volver a buscar al criminal de mi misión.

—¿Quieres callarte un poco? Me tienes harto con esa canción —dijo con todo afán de ofenderme, pero no le di importancia y seguí—.Soy un espía, un espectador... Sentí un enorme vértigo al sentir que bajaba de repente, como si estuviéramos cayendo por lo que yo lo abracé con todas mis fuerzas por la cintura mientras soltaba un grito — OYEEE no hagas eso— Exclamé y le di un cabezazo en la espalda — Eres malito —. Murmuré y recosté mi cabeza en la espalda del contrario, apreté la cintura de mi nuevo amiguito con un solo brazo y descendimos por los aires.

Él jadeó suavemente, pero no pareció importarle mucho mi abrazo. En todo caso, parecía hacerlo feliz, suspiró y sonrió cálidamente —Eres tú el "malito" —Susurró juguetonamente. Aterrizamos y yo me estiré un poco, el guardia dorado acomodó su máscara y nos encargamos de ir a terminar mi misión.

Logramos capturar al criminal, el guardia dorado se lo llevó y me dijo que me quede ahí, que volvería en unos pocos minutos, yo me senté en el césped de un parque de por ahí, no había nadie... Era lógico, era un lunes por la mañana, y los niños estarían en Hexside, o en cualquier otra escuela.

— Hexside... — Dije yo y tiré hacia atrás todo mi cuerpo para tumbarme, me puse en modo estrella y miré el cielo nublado. Espero que el guardia dorado se apure en venir; aquél día estaba prevista la lluvia hirviente y más a la tarde se despejaría, pero también está pronosticado el arcoiris nauseabundo.
Cerré los ojos y de repente una gota cayó en mi mejilla, seguido de un pequeño ardor.

Solté un quejido y cubrí mi mejilla, y las mismas gotas comenzaron a caer más seguido. La lluvia apareció, no tuve que pensarlo, me inició a arder todo el cuerpo dado a que las gotas chocaban contra mí y quemaban mis prendas hasta llegar a mi piel, realicé un rápido hechizo protector y me cubrí de la lluvia, ¿Dónde estaba el guardia dorado?

Caminé rápidamente en busca del guardia dorado, pero no lo encontré y la lluvia estaba empeorando. En el momento en que me iba a rendir de tanto buscarlo, alguien me jaló del brazo y me entró bruscamente a un hueco entre dos edificios, traté de lanzar un puñetazo pero la persona que me agarró lo detuvo con su mano, vi con claridad de quién se trataba y era mi superior...

— ¿Qué hacías? Te dije que me esperes ahí —Examiné su físico y noté que tenía pequeñas manchas rojas oscuras en toda su capa blanca, le costaría quitarlas. Miré sus pies y noté que aquellas estaban cubiertas de ese mismo líquido, fruncí el ceño y me puse de rodillas para verlo mejor e ignorando lo que él me dijo, recogí un poco de esa sustancia con la punta de mi dedo índice y lo ví más de cerca... ¿Eso era salsa de frutillas? Lo miré desde abajo confundido, pero el guardia dorado entrelazó sus dedos en mi cabello y me empezó a empujar hacia abajo, haciendo el típico gesto de "chupa chupa".

— HEY-

— ¡Aaah Blight, me estoy por correr!~ — Bromeó él y luego de unos segundos soltó mi cabello para alejarse entre carcajadas buenas. Mis mejillas no tardaron en ponerse rojas como dos tomates y fruncí el ceño, él volvió a acercarse a mí y sostuvo mi barbilla con un dedo para que lo siga viendo a los ojos, a este punto yo ya me dejaba dominar por él todo lo que quisiera.

Después de todo, no me molestaba esto, nosotros dos nos boludeábamos así, ¿no?

—Correte en mi rostro, guardia dorado —Murmuré con tono bromista y puse una mueca sumisa, me incorporé y arrebaté la máscara dorada de su rostro a la vez que lo acorralaba contra una piedrosa pared de ese hueco que nos protegía de la lluvia hirviente.

No se preocupen, como ya dije, estas bromas entre nosotros dos son constantes, típicas bromas entre buenos amigos. Aunque algunas veces me hace dudar que sean solo "bromas" dado a que algunas veces se pasaba.

Pero me aclaró que no le gustaba nadie, por lo que asumí que era arocena o algo parecido. Sinceramente, es un poco increíble, pero mientras más lo pienses, él no tenía tiempo para andar con alguien, siempre estaba ocupado con su trabajo.

Volviendo al tema, el guardia dorado estaba entre mis brazos y estampado contra la pared, sostuve sus manos sobre su cabeza y cambié mi mueca de pasiva a dominante; pude notar cómo se sorprendía y sus mejillas se tornaban un poco rojas. Por un momento quise parar pero por otro, deseaba hacer una pequeña maldad. Incliné mi rostro hacia su cuello y apreté más las manos del guardia dorado contra la pared, mi respiración chocó con el cuello ajeno, pude volver a oler su aroma dulce y, de repente, clavé mis dientes con cuidado de no lastimarlo mucho en su cuello.

Soltó un quejido y pum, sentí un intenso dolor en mi estómago, me dolía tanto que caí de espaldas al suelo y me retorcí en el suelo, y el aire se ausentó.

Me había dado un rodillazo en el estómago, no lo culpo, yo también me podría poner nervioso si yo mismo me acorralaría contra una pared y me mordiera el cuello, admito que soy narcisista, me re gusto.

Pasaron unos minutos y logré que el dolor se pase un poco —Discúlpame... no quise—. Se quedó en silencio y gruñó, se fue a un rincón y lo miré en silencio, y no entendí el porqué de esa reacción. Hasta que bueno, caí, pidió disculpas y él nunca pedía perdón.

Volvimos al castillo, él me dejó en mi habitación y se marchó, y yo entré y examiné mi cuarto detalladamente.

Vi que sobre mi escritorio había unas cuantas cartas que al principio del día no estaban, levanté las cejas para acercarme y abrirlas, para leerlas una por una. Luego de terminar de leerlas, sentí una punzada en el pecho.

Eran puras cartas de odio, criticando mi personalidad, mi amistad con el guardia dorado, burlándose del suicidio de mi expareja, diciendo que era un estúpido marica y que me merezco que me hayan torturado, que no debo estar en el aquelarre del emperador, que siga los pasos de Jerbo y que acabe con mi vida, y entre otras cosas.

En las cartas al final decían cosas bien hirientes aparte de esas, como que me suicide de una vez o cosas así.
Soy la persona más sensible del mundo, ¿ok? Esto no iba a pasar de largo, mis ojos se inundaron en lágrimas y me dejé caer en la cama, abrazando la almohada y apretándola entre mis brazos.

⌇˚.༄ #◞ . ‧₊◜·°˖˚♡ !! ✧ 🔞⌇# α ₊ ୭̥⋆*。 › ˎˊ˗

¿Golden Guard..?// GoldricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora