N A N O N
Los días en el taller me obligaron a conversar con Ohm en los descansos.
Cosas triviales.
Las salidas con Chimon se volvieron continuas, y es naturalmente agradable pasar tiempo juntos, pero empecé a percibir una complicidad entre los dos, que no teníamos inicialmente.
Es normal, lo conozco más.
Leo sus miradas cuando el director está dándonos indicaciones, y puedo entenderlo sin que tengamos que hablar.
—¿Tienes tiempo libre hoy? —me pregunta parándose a mi lado y yo exagero una mueca.
—Ya he quedado con alguien, ¿debería cancelar por ti?
—Deberías —responde bromeando.
—¿Quieres que cambie una cita por comer fideos en la calle contigo?
—Amas los fideos —me recuerda ofendido y yo me río.
—¿Vamos mañana y pago yo?
—Acepto —dice sonriendo— pero tienes que contarme quién es ella, ¿la conozco?
—No voy a dar nombres, no estoy seguro de si va a funcionar.
—¿Por qué?
—Es más grande que yo —le explico moviendo las manos— hablo de... varios años más grande que yo.
—¿Y?
—No sé si está tomándome en serio.
—Si le muestras esa inseguridad, no va a hacerlo —dice chocando su hombro con el mío— eres increíblemente atractivo, créeme, ella va a estar interesada de verdad.
Le sonrío, parándome frente a él.
—¿Soy atractivo? —le pregunto sonriendo y entrecierra los ojos, golpeando mi brazo.
—¿Es todo lo que escuchaste?
Me río alejándome, para tomar mis cosas.
—No todos los días, puedo recibir un halago de Ohm Pawat, voy a marcarlo en mi calendario.
—Eres un idiota —dice riendo y me muestra su teléfono— cuéntame después si sale todo bien.
—Voy a escribirte en la noche.
—Voy a esperar.
Cuenta como ser amigos para mí.
