N A N O NNo tomé el alcohol suficiente para justificar esto.
Es contradictorio porque mi cabeza sabe que es una mala idea, pero llevo tanto tiempo con esto en la mente.
Es un hombre que no debería estar tocando de esta manera, porque puede arruinarse algo que tardamos años en construir.
Muerdo mi labio inferior, porque agarra fuerte mi cadera, y me jala hacia él, embistiéndome rápido.
Los vergonzosos sonidos de placer que salen de mí, son lo único que puedo escuchar.
Su boca va a mi cuello, me muerde desde atrás, y me agito excitado.
Apoyo mi frente en la pared y nos miro en el espejo grande de su sala.
Mi erección palpita al ver como mete su pene en mí.
Es tan diferente a cualquier cosa que haya sentido en el pasado.
Gimo cuando se quita de mí y me voltea, para que lo mire.
No puedo mentirme, he pasado noches enteras pensando en situaciones así.
En mi imaginación, Ohm ya me había follado, pero definitivamente se siente mejor en la realidad.
Sus dedos pasan por mis labios entreabiertos, y frota ligeramente su erección con la mía.
No sé porqué está coqueteándome así, si es obvio que ya me tiene.
Sonrío, porque me levanta apoyándome en la pared, y me penetra de nuevo, mirando mis ojos.
Va a abrir la boca, pero me adelanto.
—N-No necesitamos hablar —le digo con la respiración irregular y él asiente.
Es que no hay nada que pueda decir en este momento que no sea incómodo de escuchar.
¿De qué demonios vamos a conversar?
No deberíamos estar haciendo esto.
No hay amor acá, tampoco es un deseo genuino, solo es una tensión extraña que tenemos hace un tiempo, y que seguramente va a terminarse después de esto.
No quiero una relación con Ohm, no busco meterme a su cama de esta manera, solo quiero que me folle y que se termine este tema para mí.
Gimo contra su boca, porque toca mi próstata, y el placer me nubla las ideas un momento.
—¿Te gusta? —me pregunta y yo creo que es obvio.
No puede solo callarse.
—¿Parece que sí? —suelto en respuesta aferrándome a su espalda perfecta.
No son normales las ganas de pasar mi lengua por todos sus músculos.
—A mí me gusta —susurra embistiéndome más fuerte y apoyo mi cabeza en la pared.
Agradezco que esté sosteniéndome, porque pierdo el equilibrio cuando siento su semen entrando en mí.