N A N O NVolteo al sentir una mano en mi hombro y sonrío, bajando mi teléfono.
—Nanon —me dice ella y yo presto atención— nunca había tenido que pedirte esto antes.
—¿Pedirme qué?
—¿Quieres contarme qué sucedió?
—¿Con respecto a qué?
—Necesitamos grabar la promoción —responde haciendo una mueca— ¿Puedes hacerme el favor de disimular?
Aclaro mi garganta, acomodándome en la silla.
No puedo.
Siempre he sido profesional, no soy una víctima de mis emociones, tengo mucha experiencia en esto, pero no puedo hacerlo.
Juro que estoy intentándolo.
—Intento —susurro desviando la mirada.
—Cuando arreglen sus diferencias...
—No —le digo levantándome— por favor, ya no quiero tener que estar cerca de él, no volveré a firmar nada que nos obligue a estar en el mismo lugar.
Estoy intentando contenerme, pero no sé a quién decirle.
No quiero que interactuemos.
Todavía no.
Necesito tiempo, no soy una máquina, no puedo evitar estar incómodo con él.
—Cuando peleamos con nuestros amigos —intenta decirme, pero no quiero escuchar.
No, no es una pelea que solucionaremos abrazándonos frente a la gente.
Esta vez no.
Intento respetar a las personas que trabajan con nosotros, pero están pidiéndome demasiado hoy.
Es muy pronto.
Miro a la puerta, porque Ohm la abre.
Ella suspira.
—Voy a salir —nos dice y yo me siento de nuevo, nervioso.
No hemos hablado desde ese día.
—No estamos solos afuera —menciona como si yo no lo supiera— puedes seguir odiándome cuando no nos estén mirando, todo el mundo se ha dado cuenta.
Fuerzo una sonrisa en mi cara y él se apoya en el espejo.
Soy un actor con experiencia, pero se ve falsa.
—¿No puedes hacer algo más? —me pregunta acercándose.
—Es todo.
—Nanon —susurra agachándose a mi lado— no sé qué hacer, ¿puedes al menos mirarme?
—No quiero —respondo enojándome— ya no me importa, no voy a disimular más, que todos se den cuenta, me da igual.
Agarra mi mano y me quito, porque quiero salir de ahí.
—¡No vuelvas a tocarme, Ohm! —grito empujándolo.
—Intento trabajar —me dice enojado también— tengo mis propios conflictos, y estás empeorando mi situación emocional.
—¿En serio? —le preguntó irónicamente— no me cuentes tu vida, no tengo que cargar con tus problemas, ¿o cómo era?
El silencio que nos rodea, no puede romperse incluso con el ruido de afuera.
Cuando todo esto se termine, no voy a hablarle más.