N A N O NTengo la necesidad de hacer bromas, siempre que tengo que besar a Ohm.
No lo sé, es como un vómito verbal, porque me pone nervioso.
Estaba acostumbrándome a chocar nuestros labios, pero hay besos diferentes en el guión.
Más profundos.
Ya he tenido su lengua en mi boca, y es raro.
—No sabes besar —le digo apenas abre la puerta y me golpea en el hombro.
—¿Puedes pasar más de 5 minutos sin criticarme?
—No puedo, Ohm —respondo cruzando los brazos.
Él se sienta y saca su teléfono, así que aclaro mi garganta.
—Voy a cepillarme por tres horas hoy —suelto de la nada.
Es real, no puedo.
Él gira los ojos, y me mira después.
—¿Quieres más o por qué estás tan insoportable hoy?
—No quiero —le respondo sacándole la lengua y él se acerca.
Me tenso, porque se agacha a mi altura, y estira la boca.
—¿Seguro?
Mi corazón me late rápido, y bajo la mirada a sus labios.
Nunca había besado a un hombre antes, es normal que esté en mi cabeza.
Creo que últimamente me he sentido más cercano a Ohm y sé que mucho tiene que ver con la cantidad de horas que paso perdido en la ficción.
Mi cabeza se mueve automáticamente hacia adelante, y él se quita rápido.
—No hagas eso, Nanon — me dice alejándose— solo estoy jugando.
Se sienta de nuevo, y mira su teléfono, quitándome su atención.
Mis mejillas están calientes.
No iba a besarlo realmente.
—Estoy jugando también —le aviso levantándome y beso su mejilla, al pasar por su lado para irme.
Es que no soporto la tensión de estar solos en un lugar, en este momento.
Me río, porque se limpia con la mano, apenas mis labios chocan con su piel.
—Basta ya —me dice mirándome mal.
Sí, ya basta de eso.