O H MTermino de escribir el mensaje informativo a mi novia, para desaparecer el resto de la noche, y lo envío.
Ya estamos un poco ebrios.
Podría traerla, pero llevabamos un tiempo sin asistir a una fiesta los tres, y no quiero que ella está acá.
—Bueno, ya me voy para allá —dice Chimon y Nanon lo detiene con una mano.
—¿A dónde?
—Con mi novia —nos dice— tengo una vida fuera de ustedes, ya suéltenme.
Nanon aclara su garganta, porque nos deja y yo me acerco a él.
—Entonces estamos solo tú y yo, otra vez —le digo cerca del oído por la música.
—Ya me acostumbré, y necesito más vida social, últimamente te veo solo a ti.
—Ese es un premio —suelto bromeando y se ríe.
—Créeme que no.
Agarro otra cerveza y se la doy, porque quiero realmente embriagarme hoy.
Sonrío, porque se apoya en la barra, y esta es una esquina bastante cómoda.
Está alejada, y tiene una buena vista a la ciudad.
A mi novia no le agrada Nanon, y fue un proceso el notarlo, pero estoy seguro ahora.
Ella no parece tolerar una sola conversación en la que esté incluido.
No iba a traerla acá.
—Voy a dejar la música un año más —me dice de la nada.
—¿Qué?
—Pensé en la conversación que tuvimos, y tienes razón, yo quería dedicarme ya a mi primer disco, pero la situación es diferente ahora.
—¿Es por mí?
—Nos está yendo tan bien —dice sonriendo y toma un sorbo de la botella— puedo aplazar esos planes, y soportarte un tiempo más.
Miro su perfil, porque no voltea a verme, y mi corazón va a salirse de mi pecho.
No es lo que él quería, desde el principio fue claro.
Lo comprendo, no es muy inteligente dejar una pareja exitosa en su mejor momento.
Trabajar juntos nos abrirá puertas que los dos necesitamos.
Nos han dado un programa, y nos quieren dentro de varios proyectos más.
—No quiero tener que extrañarte —agrega mirándome.
Tiene que ser el alcohol.
Nanon no me diría algo así.
Las luces a nuestro alrededor me molestan un poco, y me paro frente a él, acercándome para que me escuche.
—Yo te gusto, ya deja de disimular —le digo bromeando, pero no se ríe.
Me tenso, porque baja la mirada a mis labios.
Apoyo la mano derecha al lado de su cintura, y ladeo la cabeza.
—¿Qué me ves?
Él mueve la cabeza negativamente y quiere sube la botella de nuevo, para tomar.
Se la quito con la otra mano, y tomo también, apenas la saca de su boca.
Miro sus labios y se quita, empujándome despacio.
Cierro los ojos, apoyando mi cabeza en la pared, mientras camina al grupo de otros de sus amigos.
No iba a besarlo realmente, y sé que él lo sabe.