N A N O NSuspiro cuando Ohm estira la mano, con la cuchara que está usando y quiere que coma.
Abro la boca, después de mirar a mi alrededor.
Llevabamos mucho tiempo sin salir solos, a algo tan simple como comer.
—No he dicho lo que pienso aún.
Lo sé.
Nos llamaron cuando hablábamos y no pudimos terminar.
Eso suele pasarnos.
—Lo que iba a responder, es que yo tampoco quiero perderte.
—¿Entonces qué?
—Salgamos hoy —me dice sonriéndome— fuera de la ciudad, vamos a conversar, no quiero que nos molesten más.
—Está bien —le digo bajando la mirada y él suspira.
Me sorprende lo mucho que hemos avanzado, estamos hablando sin que Chimon haya tenido que intervenir.
Creo que es porque en el fondo, ambos sabemos que lo mejor es ocultarle a todos lo que está ocurriendo.
Me siento mal, porque lo culpo internamente por esto, y no es su culpa.
Ohm nunca va a entender.
Él no tiene idea de lo que ha estado pasando por mi cabeza y no quiero hablar de eso.
No quiero arruinarlo todo.
Ni yo mismo sé qué es lo que siento.
—Voy a retomar la música —le digo llevando el té a mi boca y él se ríe.
No es una broma, lo he pensado.
—¿Eso qué significa?
—Cuando lo que tenemos pendiente se acabe, quiero trabajar en mi disco.
—Nanon —dice golpeando la mesa y lo miro asustado— ¿Ese es tu concepto de no perdernos?
—Tal vez —respondo desviando la mirada— nos iba mejor antes, cuando no nos veíamos todos los días, ¿no?
—No era igual, no teniamos lo que tenemos ahora.
—Pero no discutíamos así.
—¿Y quieres dejarme por eso?
—¿Cuánto tiempo más de mi carrera necesitas para estar feliz?
—¿Tanto te cuesta hacer lo que hacemos?
—Últimamente sí.
—Haz lo que quieras —dice levantándose y yo agarro su mano.
—Ohm, no te enojes, por favor.
—¿En serio quieres abandonarme en el mejor momento de nuestras carreras?
—Perdón —susurro y él está enfadado de verdad.
—Bueno van a odiarte.
—Ya me odian —respondo levantándome también.