N A N O N
El rodaje ya va a empezar, y vamos a entrar en otro ritmo de trabajo al que no quiero llegar estresado.
Estoy saliendo de la medicación, llevaba meses usando pastillas para lograr descansar, y me siento listo para esto, si me divierto, pero a veces se me cae el buen humor.
Jamás dejo de ser profesional con el resto, pero Ohm no es solo mi colega.
Me siento con la libertad de hablarle desde la confianza que nos tenemos.
Hablo de que es la misma persona que duerme seguido en mi cama, no puedo pedirle formalmente que se concentre en el guion, solo porque hay personas cerca.
Es el mismo Ohm que está usando mi ropa interior, porque olvido el cambio de la suya anoche, es obvio que yo no lo veo solamente como un compañero de trabajo más.
Y no hace las cosas mal, solo estamos en frecuencias diferentes y chocamos.
Bajo la mirada, porque se sienta a mi lado, y mete la cabeza entre el guion y yo, sonriéndome.
—¿Qué pasó? —le pregunto soltando el aire que tenía retenido y él suspira.
—¿Cuánto quieres por sonreír? —susurra serio— tengo dinero, puedo pagarte.
Yo me río.
Bajo la mirada a su mano, porque la coloca sobre mi rodilla y presiona sus dedos, acariciándome.
—¿Estás bien? —pregunta con la voz suave y yo asiento.
Paso mis dedos por su cuello, analizándolo.
Siempre está descuidándose, le dolía la garganta en la mañana.
Me estiro para agarrar mi mochila, y busco el spray.
Lo muevo frente a su cara, después de sacarlo.
Quiero ahorcarlo, porque gira los ojos.
—Estoy bien, Nanon —dice intentando levantarse, pero presiono mi mano en su pecho, para que no lo haga.
—Ohm, no quiero que te duela más.
—Sé cuidarme solo —responde fastidiado y yo suspiro.
—Por favor.
Sonrío, porque obedece haciendo una mueca.
No es su sabor favorito, pero es lo que hay.
Miro sus labios moviéndose, y creo que me desconecto.
Es raro.
Sé que voy a besar a Ohm, y estoy preocupado.
Me asusta no poder transmitir lo que mi personaje siente.
Es que yo amo a Ohm, pero porque es mi amigo.
Es un amor diferente.
No sé cuánto voy a tener que separarme de la ficción para que el mundo crea que lo deseo.
No quiero ser un mediocre, tengo que darle a todos un beso que no van a poder olvidar.
—¿Qué me ves?
—Nunca he besado a un hombre.
Con Ohm es así, no tengo un problema con comunicarle lo que pasa por mi cabeza.
Él se ríe.
—Eres tan dramático, solo son besos, ya sabes actuarlos, nada es diferente.
—Eso no me preocupa.
—¿Entonces?
—Voy a darte el primero a ti.
—¿Y?
—Eres feo —digo como si fuera obvio y él me golpea en el brazo.
Estoy bromeando, sé que Ohm es guapo.
Puedo ser heterosexual y notarlo, no considero atractivos a otros de mis amigos, pero Ohm lo es.
