O H MNo detengo la trotadora, porque no tengo que pensarlo.
Es un no.
—Sabes que no es lo que estoy buscando ahora —le digo mirando el guion que tiene en las manos.
No quiero hacer toda la vida lo mismo, y no estoy cerrado a aceptar papeles así, pero justamente estoy en el punto de buscar algo más.
Necesito papeles diferentes, que me permitan demostrar todo lo que puedo ofrecer.
—Es que cuando empecé a darle la forma, pensé en que te quiero a ti para este papel.
No me gusta la sensación de estar encasillado en algo particular, busco ser un actor más versátil.
Ya he dedicado mucho de mi carrera a esa parte de la industria, y lo voy a continuar haciendo, pero necesito un tiempo.
El trabajo de ese tipo no acaba con la serie, y ya he pasado por eso varias veces.
—Vas a amarlo —dice moviendo las hojas frente a mi cara, y bajo la intensidad de la máquina— cuando leo a Pat, no puedo imaginarme a alguien más en ese lugar.
De acuerdo, es complicado para mí mantener un no, pero tengo muchas razones para hacerlo.
—Sabes que quiero trabajar contigo, pero no quiero meterle esa presión a mi vida en este momento, incluso si es una historia buena.
Yo no tengo las mejores experiencias en el pasado.
Hablo de que en estos casos, las personas que te aman pueden ser intensas, y la compañía también.
Lo entiendo, ellos venden lo que todos quieren, pero puede ser problemático.
Conozco como funciona esto, y nunca ha terminado bien para mí.
—Creo que esta vez, voy a insistir, no es lo que quiero.
—Va a costarme encontrar a alguien que Nanon…
Pulso el botón de pausa, y giro, apoyándome en la baranda.
—¿Nanon qué es? —le pregunto ladeando la cabeza— ¿El otro protagonista o algo así?
No poner a Nanon de protagonista, es un desperdicio.
Respeto el trabajo de todos, pero él no nació para estar detrás.
Es mi número uno.
Es mi mejor amigo, he visto todos sus proyectos, y simplemente está a otro nivel.
Yo lo admiro.
Me ha tomado por sorpresa, porque nunca ha trabajado en algo así antes.
—Sí, él es…
Va a señalar el nombre en el guion, pero ya se lo he quitado.
Le doy una lectura rápida a las primeras páginas, saltándome entre los párrafos, y subo la mirada.
—Bueno, voy a pensarlo.
—¿Vas a pensarlo?
—Sí —respondo aclarando mi garganta.
—¿Cuándo quieres que…?
—Voy a decir que sí —digo interrumpiéndolo y él me mira confundido.
—¿Seguro?
—Sí, ¿por qué?
Él levanta las manos, en señal de paz y niega con la cabeza.
—Por nada, ya tengo lo que quiero.
Sí, yo también.