N A N O NNo sé como mirar a Ohm a la cara, después de lo que pasó.
La conversación que tuvimos la mañana después, fue algo incómoda.
Él me habló como si no hubiera pasado nada, y yo coincidí mentalmente en que era lo mejor.
No me arrepiento, solo no es algo de lo que me siento orgulloso.
Unos meses atrás, nunca había pensando en la posibilidad de acostarme con un hombre, pero pasé el proceso de volverme loco por las ganas que tenía de hacerlo.
Con Ohm.
—Buenos días —dice entrando y todos en el vestidor lo saludan de vuelta.
Respiro profundo viéndolo acercarse a mí.
—Es tarde —le digo y él se sienta a mi lado, chocándome con su hombro.
—Tenía cosas que hacer, ¿puedes ser más flexible conmigo?
—No —respondo cruzando los brazos y él se apoya en mi cuerpo, haciendo un puchero.
—¿Puedo cambiar ese no, si te invito a comer?
—¿A dónde?
—Donde quieras.
Asiento y él sonríe, apoyando su cabeza en mi hombro.
Tenemos que ver vestuarios hoy.
Vamos a hacer unas presentaciones en varios países, tenemos que prepararlo todo.
Volteo a ver su teléfono, porque mueve sus dedos en la pantalla.
Está hablándole a ella.
—¿Es lo que voy a usar yo? —pregunto levantándome, porque no quiero estar ahí.
Durante esa noche, por un momento, creí estúpidamente que podía ser una buena idea hablar al respecto después.
Pero lo entiendo, ¿de qué vamos a hablar si nada importante ocurrió?
—Van a verse lindos porque son de pareja —me dice la estilista mostrándome ambos pantalones y yo le sonrío asintiendo.
—Se ven lindos siempre porque ellos lo son —agrega el estilista de Ohm y él se levanta también, guardando su teléfono.
—Nanon es el lindo acá, no me den más créditos de los que necesito —les responde acercándose a mí.
Presiona mis mejillas y yo miro sus ojos, perdiéndome por un momento de la realidad.
Todos están riéndose, porque esto los entretiene.
No sé en qué momento permití que todo escalara tanto.
Estos nunca fueron mis planes y aquí estoy.
No parece que vaya a acabarse pronto.
Podría hacer de este momento algo bonito para grabar.
Las personas que trabajan con nosotros siempre tienen sus celulares con ellos.
Hacen esto todo el tiempo, publican un "momento privado" que nunca es privado realmente, porque están rodeándonos cada día.
—¿Vamos a ensayar? —le pregunto y su sonrisa desaparece.
—Sí —dice más serio y sé que lo ha entendido.
No quiero que me use más para darle al resto lo que quiere.