N A N O NLas luces del escenario están apuntándome.
Volteo a la derecha y Ohm está sonriéndome.
Mi corazón está acelerado, con la música fuerte de fondo, y los recuerdos que tengo de los últimos años en mi mente.
Miro al público gritando nuestros nombres y me siento un poco culpable por quitarles lo que sé que quieren.
Se acerca a mí, y lo miro a los ojos, con un nudo en la garganta.
Este es el final, no hay algo más para nosotros, y la verdad es que no lo necesitamos.
Ya lo tuvimos todo juntos, y no creo que yo vuelva a sentir algo parecido a lo que sentimos los dos cuando creía que teniamos el mundo en nuestras manos.
Cuando las luces se apagan, camino rápido a las escaleras para irme, porque estoy llorando.
Los escucho a todos hablando de lo bien que salió, pero necesito estar un momento fuera de esto.
Llego al camerino y cierro la puerta, respirando profundo.
Me acerco al espejo y limpio mis lágrimas, porque no quiero arruinarle la noche a los demás.
—Non —dice entrando y yo lo miro, incapaz de ocultarle como me siento.
Sigo llorando, pero no se acerca y lo comprendo.
La pared entre nosotros sigue haciéndose más alta con los días y es como quiero que se mantenga.
—Quiero estar solo —le digo y él asiente, retrocediendo.
—Lo siento, si necesitas algo estaré afuera.
—Ohm —lo llamo cuando agarra la manija, y la suelta, volteando a verme.
—¿Si?
—Gracias.
Su mirada cae y cuando la sube, asiente sin contenerse más.
Veo sus lágrimas y respira, abriendo la puerta.
—Gracias a ti —responde saliendo.
Me siento en la silla mirando un punto fijo en la pared, y aunque me duele, estoy en paz ahora que se ha terminado.