O H MMe siento en el sillón, porque Nanon está siendo intenso.
No quiero pelear, pero su actitud me molesta a veces.
Es complicado que tu mejor amigo tenga una personalidad que choca con la tuya.
—Vamos a repetir eso —dice tirando el guion a un lado.
—Ya quedó —respondo sentándome en el sillón y gira para mirarme.
—¿Puedes ponerle ganas, por favor?
—¿Crees que no le pongo ganas? —pregunto molestándome.
—Vamos a tener un problema si esto es todo lo que puedes hacer.
—Tampoco estás ayudando, Nanon.
Volteo a verlo, porque se sienta a mi lado.
A veces, me asusta notar lo frágil que es lo que tenemos.
—No voy a disculparme —dice cruzando los brazos.
—No voy a disculparme tampoco.
—Bien.
—Bien —respondo también y él suspira.
Es terco, puede mantenerse en esa posición y no va a ceder, pero yo tampoco lo voy a hacer.
Necesito que exista una presión externa, porque quiero que estemos bien.
Chimon suele funcionar como el chicle que nos mantiene unidos y ahora no está.
Incluso si quiero arreglar las cosas, me cuesta dar el primer paso.
—Vamos a grabar —nos dice alguien del staff desde la puerta y continúa hablando por el teléfono, sin ponernos atención.
La del vestuario entra, y nos mira dejando la ropa ahí.
—¿Se apuran?
Asiento, aclarando mi garganta.
Quiero preguntarle al respecto, pero no lo voy a hacer.
Miro a la puerta con la esperanza de que alguien llegue y diga algo que nos obligue a hablarnos.
—¿Vas a salir con esa actitud? —le pregunto porque se levanta.
Sí, estoy peleando aún, pero hablar ya es un avance cuando se trata de nosotros.
Gira, estirándose y me sonríe.
—Soy un actor —me recuerda— si yo no quiero que noten que no te soporto, no van a notarlo.
Giro los ojos, levantándome también.
—¿Si te das cuenta de lo idiota que eres en este momento?
—Sí —dice apoyándose en la pared.
Baja la mirada, cuando dirijo la mía a sus ojos.
Estoy empezando a sentirme mal, de verdad.
—Non —digo acercándome y sus ojos están brillando.
—Lo siento —se apura en decir y noto el tono de su voz.
Yo suspiro, porque está triste.
—Lo siento yo.
—No, lo siento yo.
—Lo siento más que tú —insisto parándome a su lado y nuestros brazos chocan.
Es que él es importante, quisiera aprender a manejar esto, pero no puedo.
Tenemos discusiones incluso si hay gente mirando.
Es como si fueramos incapaces de recordar que estamos trabajando, porque nuestras emociones son intensas cuando estamos juntos.
Cuando lo miro, olvido lo demás, y no está bien.
Este es un trabajo que nos limita de esa manera, yo ya hice esto, solo tienes que extender la actuación más allá de la serie.
—No quiero que esto se arruine, Non.
—Ya no parece una buena idea tener que verte tanto.
Lo miro, porque me empuja con su cuerpo.
—Tú me amas, cállate.
—Tú me amas más —dice mirándome y suspiro.
Sé que estamos bromeando, pero él es importante de verdad, yo quiero tener una vida en la que esté siempre, porque es mi mejor amigo.